hace 4 años
En otros artículos, hemos tocado el tema de la
flexibilidad con respecto al yoga, la idea de que muchas personas consideran
que esta es la principal o única cualidad física que se trabaja al practicar
las asanas, y que esto puede causar confusión o desmotivación en algunas
personas para acercarse a la práctica, especialmente en esta era de las redes
sociales donde cada vez pareciera que competimos por tener la foto más
espectacular en el medio.
Sin embargo, esto abre un campo muy
interesante de estudio para nosotros los instructores y practicantes de las
Yoga Asanas, ¿cuánta flexibilidad es necesaria para tener salud y calidad de
vida?
Esto puede ser algo complicado de definir en
un principio, especialmente si solo nos basamos en las imágenes de libros o redes
sociales dedicadas al yoga, donde lo común es encontrar posturas que
francamente están más cerca del contorsionismo que de las asanas, y esto puede
hacernos pensar que “no estamos
suficientemente saludables por no tener ese nivel de flexibilidad” o, una
idea más complicada aún “solo cuando
alcancemos esa posición corporal, estaremos realmente saludables”.
Aclaremos
este punto primero.
De entrada, es necesario que definamos
apropiadamente algunos conceptos: Flexibilidad, fuerza, estabilidad y Movilidad.
Entenderemos flexibilidad como la capacidad que tiene una articulación para
poder moverse en su rango de movimiento, esto depende de muchísimos factores,
la rigidez de los tendones y ligamentos, la capacidad de los músculos para
traccionar en una dirección y para relajarse en la otra, y la capacidad del
sistema nervioso para poder reconocer los puntos seguros de movimiento y
reportar dolor en caso de lesionar.
Mientras mayor flexibilidad haya, más se puede
mover una articulación.
La
fuerza, se refiere a la capacidad que tiene un músculo para contraerse en
contra de algún tipo de resistencia, ya sea el peso corporal, una carga
externa, o simplemente el mantener al cuerpo en una posición particular.
La fuerza y la flexibilidad son
complementarios uno del otro, y de cierta forma, son también antagonistas uno
del otro, mientras más fuerza puede ejercer un músculo, normalmente ese rango
de movimiento tendrá menos flexibilidad, y visceversa, mientras más flexible es
una articulación, menos fuerza podrá ejercer.
Con un entrenamiento adecuado, podemos
desarrollar ambas cualidades de una manera funcional, que nos ayuden a generar
Estabilidad y Movilidad.
La estabilidad
se refiere a la capacidad de nuestras articulaciones de mantenerse en una
posición particular, generalmente la que genera menos desgaste, y nos permiten
mantener una mejor postura o ejercer más fuerza para levantar algunos objetos.
La movilidad
se refiere a la coordinación que tienen nuestras articulaciones para moverse en
conjunto, y esto se traduce en los movimientos que podemos realizar de manera
segura en nuestra vida cotidiana, como agacharnos, caminar, levantarnos,
saltar, correr, etc. etc.
Entonces, cuando hablamos de tener calidad de
vida y salud, en realidad no estamos hablando solamente de flexibilidad, ya que
como mencionamos anteriormente, si únicamente entrenamos o nos enfocamos en la
flexibilidad, estaremos generando más inestabilidad en las articulaciones y
menos capacidad de ejercer fuerza,
Si llegamos a un punto donde podemos mover
cada articulación en su rango funcional de movimiento, y que podamos ejercer
suficiente fuerza muscular en ese rango, como agacharnos al suelo para levantar
un objeto por ejemplo, estaremos hablando de un verdadero balance entre fuerza
y flexibilidad, entre estabilidad y movilidad, esto es lo que de verdad nos va
a generar salud y calidad de vida, mejorando nuestra funcionalidad y
disminuyendo el riesgo de lesionarnos.
Entonces, en pocas palabras, no necesitas ser
tan flexible para tener salud, y el que lo seas, tampoco representa en
automático que tendrás mejor salud.
Si esto último es nuestro objetivo principal,
entonces más bien debemos enfocarnos en generar estabilidad y movilidad en el
cuerpo.
Conoce
a tu cuerpo, porque todos somos diferentes.
Otro punto importante, es que debemos recordar
que todas las personas tenemos cuerpos MUY diferentes, llegamos a un punto
donde cada forma diferente de cada hueso, el tamaño o grosor de cada
articulación, incluso nuestra altura o tamaño de cada segmento corporal, nos
ayudará a definir hasta dónde es nuestro rango normal de movimiento para cada
articulación.
Esto quiere decir que, aunque de pronto veamos
imágenes de personas con una flexibilidad impresionante, no quiere decir que
cualquier persona pueda llegar a esos rangos incluso con entrenamiento.
Existe un cierto grado de flexibilidad que
puede entrenarse, que depende principalmente de la capacidad de los músculos
para relajarse, mientras menos señales de protección se envíen por parte del
cerebro a una determinada articulación, en general, los músculos darán un poco
más de sí para aumentar el rango de movimiento, esto es lo que normalmente
tratamos de entrenar al hacer un ejercicio o postura enfocados en la
flexibilidad.
Pero llegado cierto punto, ya no serán los
tejidos blandos los que limiten el movimiento, sino que literalmente, habremos
llegado al tope de la articulación cuando choquen hueso con hueso, es decir, dependiendo
de la forma y posición de nuestros huesos, algunas personas tendrán mayor rango
de movimiento en ciertas direcciones que otras personas, y esto, no lo podemos
cambiar con entrenamiento físico, ya que es un tejido sólido.
Es decir, literalmente no puedes mover más esa
articulación sin lesionarla (o en este caso sin romper el hueso o los
ligamentos de esa zona).
Esto puede ser un poco complicado de escuchar
en un ámbito donde quisiéramos que todos pudieran desarrollar su máximo
potencial en todo lo que hagan, pero recordemos que esta manera tan competitiva
de pensar que tenemos en occidente, donde cada vez queremos ir más lejos, más
fuerte, más rápido, no forzosamente es la misma que podemos usar en la práctica
de las yoga Asanas.
Lo que realmente queremos es generar suficiente conciencia corporal
para que la persona de verdad reconozca su movilidad normal y adecuada para su
cuerpo, entendiendo que cada persona tiene sus propios límites, objetivos,
posibilidades, y que honrarlos es la
mejor manera de avanzar, quizás no en la misma dirección que los demás, pero si
en la dirección que le pertenece a cada persona.
Entonces…
¿No pasa nada si no logro hacer un hanumanasana (split), postura de loto, o
uttanasana sin doblar las rodillas?
No. No pasa nada, no son movimientos
necesarios o indispensables para una buena práctica física.
Hay veces que tanto como instructores y
practicantes, debemos empezar a hacernos la pregunta, ¿cuánta flexibilidad
necesito en mi vida diaria? Y si una postura en particular realmente me va a
ayudar a desarrollarla.
Nuevamente, esto no quiere decir que esté mal
buscar este tipo de posiciones, especialmente cuando hablamos de que cada
persona tiene objetivos diferentes, habrá personas con mucho mayor flexibilidad
natural, que puede que se sientan atraídos por intentar esto al menos una vez,
y mientras sean entrenados y guiados por un instructor que tenga un
conocimiento profundo de los métodos de entrenamiento físico, anatomía,
biomecánica, pueden avanzar bastante y de manera muy segura.
Pero no todos tienen este mismo objetivo, y
muchos, especialmente si son orientados de una manera inapropiada, pueden
terminar lesionados por tratar de ir más allá. Sin ir muy lejos, una de las
lesiones más comunes en el yoga es el desgarro del músculo isquiotibial, es
decir, el músculo de la parte posterior de la pierna, y la causa más común de
este desgarro, es cuando el instructor trata de ayudar a “profundizar” al
alumno en la postura de pinza (pashimottanasana) jalandolo, apoyándose en él, o
empujándolo, lo que mezclado a una mentalidad muy competitiva, un
desconocimiento de los métodos de estiramiento gradual, y una buena intención
sin suficiente información por parte del instructor, desencadenan este tipo de
situaciones.
Y en realidad, esto no siempre es totalmente
culpa del profesor, ya que hoy en día nos hemos dado cuenta que la manera
clásica en que se enseñó durante muchos años la práctica de las asanas, fue muy
militarizada, con el objetivo de llegar a una posición corporal
independientemente del dolor o las sensaciones, y, evidentemente, con poco o
nulo conocimiento de anatomía y biomecánica reales.
Esta manera de enseñar y de sobrevalorar la
flexibilidad se fue pasando de generación de maestros a generación de maestros,
pero no es hasta este boom que ha tenido la práctica en los últimos años que
empezamos a ver los problemas que conlleva este tipo de preparación.
Esto, como les comento, debe ser más bien un
punto de reconocimiento y de partida, un incentivo para que sigamos estudiando
y preparándonos cada vez más, para poder seguir haciendo esta práctica que
tanto nos puede ofrecer de manera práctica, segura y eficiente, tanto para
nosotros como para nuestros alumnos.
Pero
entonces… ¿Cuánta flexibilidad es suficiente?
¿Puedes sentarte en el suelo?
¿Puedes levantarte y ponerte de pie después de
estar sentado en el suelo?
¿Puedes agacharte a recoger algo del suelo con
facilidad y sin dolor?
¿Puedes cortarte las uñas de los pies o
abrochar tus agujetas del zapato sin problema?
¿Puedes levantar tus brazos para colocar algo
en una repisa elevada?
Si tus respuestas son positivas a estas tres
preguntas, ya tienes suficiente flexibilidad para tener buena calidad de vida,
sin embargo, si alguna de estas es negativa, entonces, si vale la pena que
hagas algún entrenamiento bien balanceado para mejorar tu flexibilidad.
Algo importante que siempre hay que recordar,
la flexibilidad funcional, es decir, la que necesitamos para poder hacer estas
acciones, también requiere de un entrenamiento a la par de fuerza muscular, ya
que recordemos que ambas se balancean, y para poder tener una adecuada
movilidad, necesitamos de las dos.
En otros artículos tocaremos el tema de la
fuerza muscular.
Para finalizar este artículo, quisiera
recordarles que las yoga asanas tienen la finalidad principal de generar salud
a nuestro cuerpo, pero lo hacen principalmente a través del desarrollo de la
conciencia corporal, sentir cómo nos movemos, sentir donde hay rigidez, donde
hay debilidad, donde hay inestabilidad. Y el solo hecho de empezar a darnos
cuenta de estos puntos, es lo que realmente separa la práctica física de las
yoga asanas de otros ejercicios. La
conciencia.
Entonces, no te preocupes si nunca logras
hacer un split, o si nunca logras llevar tu pie por detrás de la cabeza, en la
mayoría de los casos estas posiciones no mejorarán ni tu movilidad ni tu
calidad de vida, y en algunos casos, incluso la pueden empeorar, especialmente
si las forzamos y ocasionamos una lesión.
Ve a tu ritmo, respeta a tu cuerpo, y no
pierdas de vista tu objetivo… y para eso, pregúntate de vez en cuando: ¿Cuánto es suficiente para mi?.
Por: Elías Vázquez
Categoría: Yoga y ciencia
Por: Gerson Lozano
“Todo es sufrimiento para el sabio” Patáñjali (Y-S.... Leer más
Esta es una pregunta muy interesante que vale
la pena hacernos tanto como pr...
Leer más
¿Tengo
que ser sumamente flexible para iniciar la práctica de Yoga?