hace 4 años
Por: Gerson Lozano
Apuesto
a que muchos de aquí no les quita el sueño pensar sobre la energía, y no los
culpo, nosotros damos por sentado que es una pregunta algo irrelevante en el
día a día, sin embargo a ustedes les ha intrigado conocer más allá de lo
“cotidiano” lo cual es estupendo, comencemos pues con nuestro primer
pensamiento sobre la energía desde un punto de vista meramente científico.
Podemos comenzar tratando de explicar con la física las manifestaciones de la
energía. La energía es eso vital que hace que las cosas se muevan o cambien. Se
manifiesta ante numerosas apariencias, entre ellas como un cambio en la altura
o la velocidad, ondas electromagnéticas que se desplazan o vibraciones de los
átomos que generan el calor. La cantidad de energía siempre se conserva ya que
esta no se puede crear ni destruir solo transformar.
Ahora ¿Cómo es esta energía
manifestada en nuestro cuerpo? Para contestar esta pregunta es esencial
establecer algunos conceptos.
En la naturaleza tenemos un
conjunto de elementos los cuales son primordiales para la vida orgánica, estos
elementos tienen la capacidad de modificar la cantidad de electrones presentes
en su estructura, a este fenómeno se le denomina ionización; un ejemplo común
en la naturaleza es la ionización del oxígeno el cual obtiene una carga
negativa (La ley de cargas enuncia que las cargas de igual signo se repelen,
mientras que las de diferente signo se atraen. El átomo está constituido por
protones con carga positiva (+), electrones con carga negativa (–) y
neutrones), siendo esto importante para
el cuerpo ya que le permite cierto control sobre su manejo (Posteriormente se
retoma este concepto).
Los antiguos yoguis tenían un
concepto de energía llamado Prana (El cual es mencionado como prāṇāyāma [manejo de la energía] en el verso 4.29
en el Bhagavad Gītā y posteriormente en los Yoga Sutras de Patanjali )
la cual es la suma total de todas las energías contenidas en el Universo desde
su inicio hasta el final, en cambio prana con minúscula es la manifestación de
esta. En el Hinduismo el universo está compuesto de Akasa, el éter cósmico, y
del Prana, la energía. Cuando Prana actúa sobre Akasa, nacen todas las formas
de la materia.
La fuente más importante del
prana es la atmósfera. Los yoguis percibieron que ésta constituye la fuente
principal de todas las energías en acción en el cuerpo humano. Mediante las
teorías yóguicas, las observaciones
y descubrimientos de la ciencia
occidental es posible afirmar que el prana de la atmósfera está constituida en
su mayoría por partículas electrizadas.
Por otra parte existe en nuestro cuerpo un verdadero metabolismo de la
electricidad que adquirimos por una parte de la atmósfera.
Ahora que comprendimos los
conceptos de energía nos adentrarnos al funcionamiento de está dentro de
nuestro cuerpo.
Manifestación en el cuerpo
Generalmente ignoramos que existe
un verdadero metabolismo de la electricidad. Ingerimos cargas negativas ligadas al oxígeno
respiratorio, cada vez que la sangre atraviesa el organismo también fluye por
los pulmones y capta el oxígeno a través de los alvéolos, adquiriendo el
oxígeno que necesitan las células y que con el paso de la sangre a través de
los riñones se eliminan del plasma la mayoría de las sustancias que, además del
dióxido de carbono, las células ya no requieren, como son los distintos
productos finales del metabolismo celular (exceso de iones y agua de los
alimentos) que podrían acumularse en el líquido extracelular.
El 60% del cuerpo humano del adulto
es líquido, principalmente una solución acuosa de iones y otras sustancias.
Aproximadamente una tercera parte se encuentra en los espacios exteriores a las
células y se denomina líquido extracelular. En el líquido extracelular están
los iones (sodio, cloruro y bicarbonato)
y nutrientes que necesitan las células para mantenerse vivas (oxígeno,
glucosa, ácidos grasos y aminoácidos), por lo que todas ellas viven
esencialmente en el mismo entorno de líquido extracelular y el líquido dentro
de la célula se le denomina líquido intracelular el cual es muy distinto del líquido extracelular ya
que contiene grandes cantidades de iones
de potasio, magnesio y fosfato.
Los iones son necesarios para el
funcionamiento de algunos de los mecanismos de control celular. Por ejemplo,
los iones que actúan en la membrana celular son necesarios para la transmisión
de los impulsos electroquímicos ya que hay potenciales eléctricos prácticamente
en todas las células del cuerpo. Además, algunas células, como las células nerviosas
y musculares, son capaces de generar impulsos electroquímicos rápidamente
cambiantes en sus membranas, estos impulsos se utilizan para transmitir señales
a través de estas. Las señales nerviosas se transmiten mediante potenciales de
acción que son cambios rápidos del potencial en la membrana de la fibra
nerviosa. Este proceso se debe a dos iones muy importantes que son el Sodio que
se encuentra en mayor parte fuera de la membrana y el Potasio que en su mayoría
está por dentro de la membrana siendo
ambos de carga positiva. El constante intercambio de estos dos ocasiona un
impulso electroquímico el cual recorre toda la fibra nerviosa hasta la
sinapsis.
Ahora, la célula no es solo una
simple bolsa de líquido, también contiene estructuras físicas muy organizadas
que se denominan orgánulos intracelulares, sin uno de los orgánulos (la
mitocondria) más del 95% de la energía de la célula que se libera de los
nutrientes desaparecería inmediatamente, sin ellas las células no serían
capaces de extraer la energía suficiente de los nutrientes y, en esencia,
cesarían todas las funciones celulares.
Las enzimas de la mitocondria actúan asociadas a las enzimas
oxidativas de los compartimientos para provocar la oxidación de los
nutrientes donde el oxígeno procedente
del aire es el oxidante empleado,
liberando energía. La energía liberada se usa para sintetizar una sustancia de
«alta energía» que se denomina trifosfato de adenosina (ATP).
Retomando los conceptos anteriores, el Oxígeno que
respiramos llega a la célula y atraviesa la membrana mitocondrial. Aquí la ionización negativa del Oxígeno es primordial
para que reaccione con el Ion de Hidrógeno positivo para la formación de agua y
con esa oxidación final se libera la energía del ATP.
El ATP después fuera de la mitocondria se transporta
y se difunde a través de la célula para liberar su propia energía allá donde
sea necesaria para realizar las funciones celulares. Cuando el ATP libera su
energía se separa de un radical de ácido fosfórico y se forma difosfato de
adenosina (ADP). El ADP liberado se usa para dar energía a muchas funciones celulares, como la síntesis de
sustancias y la contracción muscular.
La energía del ATP se usa para
promover cuatro categorías principales de funciones celulares:
1) transporte de sustancias a través de
múltiples membranas en la célula.
2) síntesis de compuestos químicos a través de
la célula.
3) trabajo mecánico.
4) para favorecer la síntesis proteica en los
ribosomas.
La energía del ATP es necesaria
para el transporte de iones como potasio, calcio, magnesio, fosfato, cloruro,
urato, hidrógeno entre otros y varias sustancias orgánicas a través de la
membrana. El transporte en la membrana es tan importante para las funciones de
la célula que algunas, como las del túbulo renal, consumen hasta el 80% del ATP
que forman sólo para este propósito.
Si una célula va a vivir, crecer
y reproducirse, debe obtener nutrientes y otras sustancias de los líquidos
circundantes. La mayoría de estas sustancias atraviesan la membrana celular por
difusión y transporte activo. La
difusión implica el movimiento simple a través de la membrana, provocado por el
movimiento aleatorio de las moléculas de la sustancia; las sustancias se
desplazan a través de los poros de la membrana celular. El transporte activo se
refiere al movimiento de iones o de otras sustancias a través de la membrana en
combinación con una proteína transportadora de tal manera que la proteína
transportadora hace que la sustancia se mueva contra un impedimento energético.
Este movimiento precisa una fuente de energía adicional, además de la energía
cinética. Tanto las proteínas de los canales como las proteínas transportadoras
habitualmente son muy selectivas para los distintos tipos de moléculas o de
iones que pueden atravesar la membrana.
En otras palabras el ATP es
esencial para todo tipo de proceso celular, incluyendo la alimentación celular,
pues este proporciona la energía requerida para que sea posible el transporte
de la molécula por medio de la proteína, cabe resaltar la importancia de la
carga en la molécula ya que este es un factor primordial para su selección.
El líquido extracelular contiene
grandes cantidades de sodio y este lo podemos encontrar fácilmente en la sal,
salsa de soya, salami, cubo de caldo, etc. Por el contrario el líquido
intracelular contiene mucho potasio y magnesio, en los alimentos podemos
encontrar potasio en el plátano, ciruela pasa, mango kiwi y el magnesio podemos encontrarlo en semilla de
girasol, chocolate amargo, pepita de calabaza, hortaliza, almendra o aguacate.
Podemos darnos cuenta que la
energía se manifiesta en el cuerpo por medio de una serie de reacciones
bioquímicas partiendo desde la energía que nos brinda el Ion de Oxígeno al ser
inhalado, el cual es transportado por la sangre hasta las afueras de las
células, donde se encuentran una gran variedad de otros iones. Una vez el Ion
de Oxígeno penetra la mitocondria, se lleva a cabo el proceso de oxidación de
los alimentos que consumimos la cual conlleva a la generación de las moléculas de ATP siendo
ésta primordial para el funcionamiento celular. Con estos conocimientos podemos
entender ahora que efectivamente el prāṇāyāma (el manejo de la energía mediante la respiración) no es
ninguna ilusión pues efectivamente es esta actividad principal de nuestro
cuerpo para seguir con vida. Todo en el universo es energía manifestada de
diferentes maneras, nosotros no somos la excepción. Un buen manejo de esta
energía conseguido mediante las técnicas puede llevar a notables cambios en el
cuerpo.
Mayor información:
Guyton y Hall. Tratado de Fisiología Medica.
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