Continuación...
Si
revisáramos las fuentes de cada una de
las etapas anteriormente mencionadas, nos percataríamos que el énfasis en la
práctica no está puesto en el trabajo de las posturas como es hoy en día. De hecho, es hasta el
surgimiento del Hatha Yoga (un yoga medieval de influencia tántrica) que el cuerpo toma un giro muy importante en
cuanto a la metodología de trabajo.
En
el yoga clásico de Patañjali, un yoga de
visión dualista, el cuerpo era visto
como referente del dolor, en donde el alma vivía aprisionada en el cuerpo y este tenía que ser privado del
placer a través de técnicas ascéticas,
inclusive la sexualidad se convierte en un obstáculo para el desarrollo
ya que es parte del mundo “profano”. Recordemos que “la abstinencia sexual tiene
como objetivo la conservación de la energía nerviosa”
Esta
visión cambia con el Hatha Yoga, sobre
todo por la influencia en esta vertiente de la filosofía tántrica, en donde cuerpo y Espíritu son “no dos” es decir, son parte de la misma esencia que
es Espíritu. En el Hatha, sólo a través
del cuerpo es posible la realización. El
cuerpo no es ya el centro del dolor, sino el vehículo de la
conciencia. Un pequeño microcosmos en
donde reside la conciencia cósmica (Prana
y Kundalini) que tiene que ser potenciada. Es a través del trabajo con un
cuerpo el profano que podrá convertirse en un cuerpo divino, transmutado, por medio de una metodología muy
específica que podríamos abordar en otro artículo.
Hasta
aquí, podríamos mencionar ya dos vertientes
a grosso modo: Yogas de filosofía dualista (Yoga de Patañjali y Yogas ortodoxos de corte brahmánico) y por otro lado, los Yogas de visión “no
dual” como es el caso del Hatha Yoga y las enseñanzas del Vedanta Advaíta,
es decir, el Yoga de los Upanishads y del maestro Sankara (788-820) así como el
Tantra y el Yoga budista.
Otro
aspecto interesante de resaltar, es preguntarnos qué tantas posturas (ásanas) había anteriormente o
cuándo es que comenzaron éstas a ser tan poderdantes en la práctica
En ningún
sistema antes de la aparición del Hatha
Yoga, se tenían más posturas que la
postura de meditación. Puede usted revisar los Vedas, los Upanishads, el
Bhagavad-gītā y todos los textos anteriores a la aparición de los principales
textos de Hatha Yoga (Hatha Yoga
Pradipika, Gheranda Samhita, y Shiva Samhita) para corroborarlo.
El
sistema yoga que exploró con un número más amplio de
posturas (ásanas) fue el Hatha, esto debido a la gran influencia que
ejerció el Tantra es su visión filosófica,
recuerde que el cuerpo se
convierte en el vehículo de la
conciencia, es una expresión del marcoscosmos, es decir, un microcosmos.
En el Gheranda Samhita vamos a encontrar treinta y dos posturas, mientras que en el Hatha Yoga pradípikadieciséis.
En ambos sistemas algunas de ellas se repiten y la mayoría son vertientes de las
posturas para meditar.
Otra diferencia que
encontramos aquí son los sistemas.
Mientras el
sistema yoga de Patañjali es de “ocho miembros” –ashtanga yoga- Yama, Niyama,
Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi. Los sistemas de Hatha
Yoga eran de la siguiente manera:
Por un lado la
propuesta del Gheranda Samhita se
conoce como Saptanga Yoga(Yoga de los “siete miembros”) Shatkarma, Asana (32),Mudra,Pratyahara,Pranayama, Dhyana y Samādhi.
Mientras que la propuesta del Hatha
Yoga Pradipika se conoce como Chaturanga
Yoga(Yoga de los cuatro miembros) Ásanas (16), Shat Karmas, Pranayama y
Mudras, los cuales incluyen los tres principales bandhas.[1]
Es interesante observar que en ninguno de ambos sistemas anteriormente
mencionados, encontramos Yamas y
Niyamas, que son parte esencial de la propuesta del Yoga clásico de Patañjali.
Otra diferencia a resaltar es que como lo comenté anteriormente, la visión filosófica
del yoga clásico de Patañjali era
dualista ( cuerpo y Espíritu son dos irreconciliables) mientras que la visión
filosófica del Hatha es “no dual” ( cuerpo y espíritu son los mismo, o de otra manera, el cuerpo es una extensión de la
Conciencia, del Espíritu, y sólo a través del trabajo con el mismo, desde lo
más denso a lo más sutil, puede el
Espíritu despertar como Espíritu en la
conciencia del individuo.
Hasta aquí hemos comentado como es que el Yoga como disciplina ha venido
transformándose a lo largo de los años. En sus inicios fuertemente influenciado
por la visión Brahmánica, una visión ortodoxa que sólo reconoce a los Brahmanes
como autoridad para la transmisión del conocimiento. Posteriormente el
conocimiento se abre – a comerciantes,
artesanos- gracias a las enseñanzas de
los maestros de los Upanishads, quienes rechazan la religiosidad y ritualismo
de los brahmanes. Posteriormente Patañjali se convertirá en el maestro que
sistematiza el yoga en una metodología conocida como “ashtanga yoga clásico” o
yoga de los ocho miembros. Con una visión dualista y fuertemente influenciada
por la filosofía Samkhya. Y por último los
Hatha yoguis desarrollarán sus propios sistemas en base a la influencia que la
filosofía tántrica tuvo en su pensamiento. En la parte número dos del próximo
mes, estaremos explorando como el yoga aún se ha diversificado más a partir del
yoga de Sri T. Krishnamacharya, Sri Krishna Pattabhi Jois y B. K.
S. Iyengar hasta nuestros días, cuando el Yoga se encuentra con la cultura
occidental.
[1] Jalandhara Bandha, Uddiyana Bandha y Mula Bandha
Escrito por: Tomás Casillas Gaspar.
REFERENCIAS.
Fundación
de Estudios Tradicionales, A. C.
(2010). Yoga Sutras de Patañjali (1a
Edición 2010 ed., Vol. Caminos, Revista de Sabiduría Tradicional, Números
2, mayo-agosto y 3, septiembre-diciembre de 2008, y 1, enero-abril y 2,
mayo-agosto de 2009,). Guanajuato, México:
Aekers,
B. D. (2010). The Hatha Yoga
Pradipika, The original Sanskrit Svatmaratma [PDF]. Recuperado de http://www.yogavidya.com/Yoga/HathaYogaPradipika.pdf
Recopilación
del Curso de Yoga y Hatha Yoga dictado en CCRRR Extensión Universitaria de la
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(Dharmachari Swami Maitreyananda), V. Y. F. E. G. Ph. D. (s. f.). El Gheranda Samhita [PDF].
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Mallinson,
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Khalsa, S. B. S., Cohen, L., McCall, T., &Telles, S. (2016). The
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United Kingdom, United Kingdom: Handspring Publishing Limited.
Eliade, M. (1998 2da impresión). Yoga Inmortalidad Y Libertad. México: FCE.
Feuerstein, G. (2003). The
Deeper dimesnion on yoga theory and practice.Shambala.
Recientemente, con todos los acontecimientos que han estado ocurriendo en el mundo, es posible que notemos como, tanto nosotros mismos y la gente a nuestro alrededor, hemos estado en un estado mental más alterado.
El estrés por el estado de salud, la economía, y la incertidumbre puede llevar a nuestro cerebro a mantener constantemente activo el sistema de lucha y huida de nuestro cuerpo, forzándonos estar en un estado que nos desgasta tanto física como mentalmente, y lo peor del caso, es que en algunas ocasiones, esto puede volverse un círculo vicioso, donde el estrés alimenta al estrés llevándonos a cambios fisiológicos que nos vuelven más vulnerables ante otras circunstancias o enfermedades, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad, y si, todas las infecciones virales, bacterianas, fúngicas y parasitarias que existen..
Y, esto es lo que nos abre el paso a nuestro tema del día de hoy, ¿existe alguna forma en la que nosotros podamos entrenar a nuestra mente a mantenerse alerta, atenta a los cambios y necesidades que debemos atender en el mundo real, pero al mismo tiempo, no despertar estos sistemas de lucha o huida que pueden lastimar a nuestras células si se sostienen mucho tiempo?.
La respuesta es que sí, pero requiere, como mencionaba en la pregunta anterior, que realicemos un entrenamiento previo para poder alcanzar estos beneficios, y este régimen de ejercicio mental, es lo que nos ofrece precisamente la Meditación.
¿Qué es la
meditación?
En realidad el término es más bien un abanico, es decir, abarca diferentes técnicas y mecanismos que llevan a un objetivo similar: el desarrollo de la meta-cognición por parte de la mente.
¿Qué es la
meta-cognición?
Este término se refiere a la capacidad de la mente de observar sus propios procesos, es decir, de observarse a sí misma, parecido a cuando nosotros nos miramos en un espejo y podemos observar detalles de nuestra apariencia que normalmente no podemos observar de otra manera.
El desarrollo de la meta-cognición tiene muchísimas aplicaciones en nuestra vida cotidiana, y es, en realidad, una de las señales más importantes que realmente reflejan la madurez mental, la capacidad de observar nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros traumas, nuestras sensaciones, sin reaccionar impulsivamente ante ellas, sino como si fuéramos un testigo que simplemente observa, y que de esta forma podamos tomar mejores decisiones en las acciones que tomaremos a partir de ese momento.
La madurez
y resiliencia mental
Para entender esto de la madurez cerebral y mental, podemos hacer una analogía con los seres humanos sencilla de entender: El berrinche de los niños.
Cuando somos pequeños, nuestro cerebro es inmaduro porque aún se encuentra en desarrollo, es decir, las áreas encargadas de controlar nuestra fuerza de voluntad y nuestros impulsos, las áreas de la corteza pre-frontal, aun no están totalmente desarrolladas, y por lo tanto, las áreas que dirigen nuestros impulsos en base a sentimientos y emociones, se pueden descarrear con mayor facilidad.
Entonces, cuando un niño experimenta una situación que lo estresa, miedo, enojo, frustración, dolor, al no tener aún las capacidades neurológicas para poder detener su impulso, podemos observar como este empieza inmediatamente a: Llorar, patalear, gritar, renegar, etc etc.
Conforme vamos creciendo, teniendo experiencias, y aprendiendo de como funciona el mundo, nuestro cerebro va creando nuevas conexiones, y esto poco a poco, va dándole mayor madurez a nuestra corteza pre-frontal, para que, cuando ya somos adultos, podamos evitar tirarnos al suelo a hacer un berrinche cuando no nos pasa la tarjeta en el super, o cuando se acabó nuestro sabor favorito de nieve en nuestra heladería favorita.
Idealmente.
Sin embargo, aún como adultos, muchos no hemos entrenado lo suficiente nuestra corteza pre-frontal, por diferentes circunstancias, quizás tuvimos una infancia complicada y con tutores igualmente inmaduros, o hemos desarrollado mecanismos evasivos, agresivos o disruptivos de defensa ante las situaciones que experimentamos, es decir, incluso siendo adultos, podemos seguir madurando nuestra corteza cerebral para aprender a reaccionar mejor ante las circunstancias que nos ocasionan estrés.
La
meditación como una herramienta para entrenar la mente.
Debemos entender que el cerebro sigue siendo un órgano que esta en constante cambio y crecimiento, y al igual que los músculos, si lo entrenamos, este puede crecer y volverse más fuerte, y si lo dejamos sin entrenar o sin hacer actividades, este se volverá más débil y vulnerable.
La meditación y todas las técnicas que abarca, son precisamente una especie de ejercicio especifico para nuestra mente, y mientras más constantes seamos con el, más resultados veremos.
En diversos estudios se ha podido observar algunos de los efectos a corto, mediano y largo plazo que ocasiona la meditación en el cerebro, siendo uno de los más interesantes, precisamente el engrosamiento de la corteza pre-frontal, y una mejora en la tolerancia ante el estrés, así como una mejor respuesta ante el mismo.
En otras palabras, al parecer, la meditación tiene la capacidad de ayudarle a nuestro cerebro a seguir madurando, y a poder mantenernos en un estado más tranquilo, incluso ante situaciones que nos causan mucho disconfort.
La
importancia de la constancia
Lamentablemente, “la gratificación inmediata”, idea tan arraigada gracias a la mercadotecnia, donde esperamos tener resultados inmediatamente, con alguna dieta, pastilla, ejercicio, técnica, estilo de yoga, etc. no hace más que nublar la realidad de las cosas.
Las cosas
buenas, toman su tiempo en madurar y establecerse.
Al igual que con el ejercicio físico, los músculos no empiezan a desarrollarse al día siguiente, y aunque a veces no podemos notar las diferencias porque nos vemos diariamente al espejo, al paso de algunos meses, si nos comparamos con quienes éramos al iniciar, notaremos los cambios que hemos tenido.
Cuando iniciamos con la meditación, hay que considerarla de la misma manera, es más importante enfocarnos en realizar nuestra práctica que nos corresponde cada día, y aunque aquí los cambios serán un poco más evidentes en el área mental que en la física, al cabo de unos meses de práctica constante, será evidente nuestro mejor manejo de nuestras emociones, el aumento de nuestra capacidad de auto-observación, y también empezaremos a notar algunos cambios físicos. Además del casi inmediato efecto de relajación mental que nos puede llegar a brindar.
¿Y cuáles son estos beneficios?
Beneficios
de la meditación
A corto
plazo (A pocos Minutos)
- Brinda una sensación de calma, un pequeño espacio para detenernos y observar.
- Genera una relajación muscular
- Nos puede ayudar a regresar a la tranquilidad al experimentar una situación estresante.
A mediano
plazo (Primeros días y semanas)
- Aumenta la tolerancia ante estresores físicos y mentales
- Mejora las respuestas del sistema nervioso cuando se activa el sistema de lucha o huida.
- Nos permite tomar mejores decisiones ante circunstancias o situaciones de estrés físico o emocional.
- Mejora la capacidad de concentración y creatividad.
- Auxiliar en las situaciones de insomnio.
A largo
plazo (Meses)
- Mejora la presión arterial y la salud cardiovascular.
- Disminuye los marcadores de inflamación
- Mejora la cantidad de neurotransmisores necesarios para el cerebro en casos de depresión y ansiedad.
- Engrosa la corteza pre-frontal y las áreas del cerebro relacionadas a la fuerza de voluntad y el control de impulsos.
- Aumenta la tolerancia al dolor
- Retrasa el envejecimiento neurológico (y aunque no está comprobado aun totalmente, algunos estudios parecen indicar que también el de otras células del cuerpo).
Como podemos observar, la gran mayoría de los beneficios tanto físicos como mentales, se observan a largo plazo, ya que es el tiempo necesario para que el cerebro genere estos nuevos enlaces y se vuelvan poco a poco más fuertes.
Por eso, aunque la meditación ofrece tantos beneficios, muchas personas la dejan al no observar cambios inmediatos, es importante que recordemos nuevamente: la constancia en esta práctica es lo más valioso para poder obtener todos sus resultados.
Este tema es bastante extenso y lo seguiremos abordando en próximos artículos, especialmente los tipos de meditaciones que existen y cómo practicarla.
Pero, si tu quieres iniciar a practicar la meditación ya, no es necesario que esperes hasta el próximo artículo, o que tomes un curso para empezar a adiestrar a tu mente.
Bastará con que tomes un temporizador, coloques 3 o 5 minutos en el, cierres tus ojos, y trates de mantener tu atención enfocada en la sensación de tu respiración, cuando notes que te distraigas, date cuenta, y con cariño y agradeciendo por haberte dado cuenta de la distracción, regresa a tu respiración tantas veces como ocurra.
Este es el ejercicio básico con el que se inicia en todas las técnicas de meditación, y no necesitas nada más que las ganas para realizarlo! (y un temporizador).
Por lo pronto es todo, nos vemos en el próximo
artículo donde hablaremos de:
Los tipos de meditación principales, sus métodos, pros y contras.
Saludos!
Por: Elías Vázquez
¿EL YOGA O LOS YOGAS? PRIMERA PARTE
Muy probablemente alguna vez te has preguntado ¿Cuántos tipos de yoga existen? o ¿Cuál es el
verdadero yoga? el original. ¿Es uno el Yoga a pesar de sus diferentes estilos?
¿Hay un tronco común que los conecte? ¿Cuál es el mejor estilo? o ¿Cuál deberías elegir para tu práctica personal?.
Es evidente que todo está en constante cambio y transformación, nada
permanece, todo cambia. El cambio es una
constante. El budismo nos invita “Comprender la impermanencia de todo lo que
nos rodea” y el filósofo griego
Heráclito decía “nada es permanente a
excepción del cambio”.
El Yoga tampoco es ajeno al cambio, a lo largo de la historia, se ha
enriquecido – y también descafeinado- y
ha tomado diferentes caminos a través del contacto con otras corrientes de
pensamiento tanto orientales como occidentales. En el presente artículo, intentaré hacer una breve exposición de estos
cambios sin llegar a ser exhaustivo. De hecho, si al lector le interesa ahondar
más en este tema, al final del artículo les dejaré algunas bibliografías.
Empecemos por su definición. La palabra Yoga deriva
de la raíz etimológica “yuj” que significa “ligar” “mantener agarrado” “enganchar” “poner bajo yugo” Yoga significa “unión” entre nuestra parte humana con
nuestra esencia divina. Hace referencia al desarrollo del potencial humano en
un amplio sentido. La integración de nuestra dimensión material (anamaya kosha) nuestra dimensión
energética, emocional, sexual (pranamaya
kosha) nuestra dimensión mental (mano
maya kosha) nuestra dimensión de sabiduría e intuición (vijnamaya kosha) y nuestra dimensión espiritual profunda (anandamaya
kosha)
El Yoga forma parte los seis principales darshanas de la India (Samkhya,
Yoga, Vaisheshika, Nyaya, Mimasa y Vedanta)
es decir, de los seis principales
sistemas filosóficos de ésa región (1500 a.C.-500 a.C.)
Algunos autores han querido remontar el origen del yoga a la ciudad
neolítica de Mohenjo Daro (2600 a.C.
1800 a.C.) ubicada en el actual
Pakistán. En este lugar, se encontró una figura de un hombre sentado en la
postura de “baddha konasana”. Esta figurilla es conocida como “el señor de las bestias – Pusapati-” ya que en ella están representados algunos
animales alrededor de éste. El nombre el “señor
de los animales” es uno de los epítetos de Shiva, es por esto que algunos
le llaman también “protoshiva” una representación arcaica de esta deidad.
Sin más, no hay ninguna otra evidencia al yoga en este lugar a excepción de
esta figura que tiene un simbolismo muy especial y que en sentido estricto- arqueológicamente
y antropológicamente hablando- este hallazgo no sería suficiente para decir que allí nació esta disciplina, ya que estatuillas muy parecidas se han encontrado alrededor del mundo en diferentes culturas,
que son propias de un estadio del
pensamiento mágico religioso, es decir, de una religiosidad más bien chamánica.
Un ejemplo de esto es Mesoamérica.
Algunos han llamado a este estadio
de la historia del Yoga, Yoga arcaico o proto-yoga. Sin embargo, como lo
comentaba anteriormente, no tenemos otras fuentes escritas, o arqueológicas en
este lugar, que les brinden a los historiadores más elementos para la contextualización, y poder así hablar de una práctica de esta disciplina
propiamente dicha.
La primera vez que encontramos la palabra “Yoga” es en los Vedas.
Textos sagrados de la India que corresponden a la religión brahmánica, religión
previa al hinduismo. El libro más antiguo de estos textos, el Rig
Veda, que data aproximadamente de mediados
del segundo milenio a. C.
En su libro “Yoga, Inmortalidad y Libertad”, Mircea Eliade nos habla de innumerables
formas de yoga: populares,
asistemáticos, no brahmánicos como el budista o el jainaista y otros de estructura
mágica y mística.[1]
La mayoría de la gente en la actualidad, cuando piensa en yoga, inmediatamente piensa en posturas muy complicadas o en el trabajo de flexibilidad, sin embargo, el yoga en sus inicios no tiene nada que ver con esto. En sus inicios, el Yoga era una filosofía de vida y una herramienta de desarrollo transpersonal[2], que le permitiría al hombre trascender el sufrimiento y así encontrar su verdadero rostro, el Absoluto. La identificación –Samadhi- con la Totalidad de la Existencia, con su Fuente y Origen. Es decir, el Yoga era un camino de desarrollo espiritual. La tarea consistía en llevar a cabo el experimento en el laboratorio de su propia consciencia. Es decir, el yoga era básicamente una herramienta de introspección profunda, una práctica meditativa.
Para
entender la diversidad y transformación de esta filosofía, es necesario
conocer su línea del tiempo:
Yoga védico (circa 1500–600 a. C.) Era post-védica o pre-clásica (circa 600–100 a. C.) Yoga clásico (c. 200– 100 a.C.) Post- clásico (100 a. C. y durante el siglo XVII d. C.) Hatha Yoga (S.XV- XIX) Yoga contemporáneo (1893 hasta nuestros días)
En la primera etapa - la etapa védica (circa 1500–600
a. C.)- las enseñanzas se
transmitían oralmente de maestro (gurú)
a discípulo (shishya). Las principales
fuentes históricas de esta etapa son los
Vedas; el Rig Veda, el Yajur Veda, el
Sama Veda y el Atharva Veda. Textos que datan
alrededor del año 1500 a. C., con
adiciones posteriores que se extienden hasta el año 600 a. C.
Estos
textos promueven relaciones armoniosas con la naturaleza, apelan por la paz en
las interacciones humanas, solicitan salud y protección, y lo más importante,
concientizan las dimensiones meditativas de la vida humana.
La segunda etapa - post-védica o pre-clásica
(circa 600–100 a. C.)- es el período posterior a la recopilación de los
Vedas. En esta etapa se registra una
enorme colección de enseñanzas que se pusieron a disposición para la práctica y el estudio. Las principales fuentes de esta etapa son los
Upanishads, los Brhama Sutras y el Bhagavad Gita.
Los
Brahma Sutras por ejemplo se alejan de los rituales védicos hacia los
objetivos yóguicos altamente personalizados de autodesarrollo, vida equilibrada
y autorrealización. Los Brhama
Sutras, el Baghavad Gita y los Upanishads, representan las tres principales fuentes de conocimiento de la filosofía Vedanta.
En
esta etapa, también surge una literatura diversa que incluía dos textos
épicos, el Ramayana y el Mahabharata, y la quintaesencia conocida de este
último, el Bhagavad Gita.
Cabe
resaltar que en toda esta primera etapa, encontramos como ya lo decía Eliade, una gran
variedad de estilos, pero todos englobados en lo que podríamos denominar, yoga meditativo. Es decir, una
disciplina enfocada en la trabajo de la introspección profunda para el estudio
de la conciencia y el desarrollo transpersonal.
Cabe resaltar que en esta primera etapa no encontramos las famosas
posturas de yoga que se practican hoy en día.
En la tercera etapa - Yoga clásico (c. 200– 100 a.C.) - Las prácticas de yoga fueron
codificadas en los Yoga Sutras de Patañjali.
Personaje de suma importancia para la historia del yoga, ya que sería el
primero en sistematizar la disciplina en
una metodología conocida como ashtanga yoga o yoga de los ocho miembros o
partes. “Ashta” significa ocho y
“anga “parte.
Hoy
en día podemos considerar que su propuesta metodológica – ashtanga yoga de patañjali o yoga
de los ocho brazos - se
considera la más influyente hasta nuestros días en casi todas las propuestas de
yoga contemporáneo. La mayoría de las propuestas contemporáneas de yoga
adoptaron su propuesta.
Patañjali,
plantea una metodología en la que cada
una de las partes son consustanciales a
la totalidad del sistema – ashtanga- de ocho miembros. Los cuales son: Yama,
Niyama, Ásanas, Pranayama, Dharana, Dhyana y Samadhi.[3]
Patañjali
hace suya la filosofía Samkhya[4], aunque él le agregaría a dicho sistema la figura de Ishvara, que se
puede entender como “Ser Supremo”
El
Yoga desde sus inicios – Yoga védico- hasta principios del S. XX con Krishnamacharya, centraba sus enseñanzas poniendo el acento en la práctica meditativa,
inclusive aún en la vertiente del Hatha Yoga que explicaré más adelante. Es
hasta Krishnamacharya que el yoga dará un giro más a la vertiente postural, sin
que esto signifique que este maestro del
estilo “Ashtanga
Vinyasa Yoga” sólo estuviera interesado en esto.
La cuarta etapa -Post- clásico (100 a. C. y durante el siglo XVII d. C.) y Hatha
Yoga (S.XV- XIX)
Durante
esta etapa los trabajos devocionales,
las historias y las enseñanzas de los adeptos yóguicos proporcionaron un
recurso para los yoguis practicantes. El famoso filósofo Shankaracharya (siglo
VIII a. C.) tuvo una profunda influencia en el pensamiento de este período. Revivió la doctrina del advaíta vedanta, una
filosofía no dualista, así miso escribió
comentarios autorizados sobre el Bhagavad Gita, los Brahma Sutras y los 10
principales Upanishads.
Durante
este período, surgieron muchos tipos de yoga dentro de las diversas tradiciones
de la India. Georg Feuerstein
[2] “Trans” significa a través de o más allá de. Mientras que “Persona” hace referencia al “ego” La dimensión Transpersonal apunta a que la realidad última o esencial del individuo no es su “ego” como lo plantean la psicología convencional. Todas las corrientes místicas apuntan a la trascendencia del “ego” para poder descubrir nuestra verdadera naturaleza, nuestro verdadero Sí mismo espiritual.
[3] Yamas
y Niyamas ( Normas éticas y guías de comportamiento) Ásana (postura)
Pranayama ( Manejo consciente de la energía o prana) Pratyahara ( retracción de los sentidos,
maestría y dominio sobre las sensaciones, percepciones y emociones) Dharana (
concentración) Dhyana ( Meditación) Samadhi ( Iluminación, Identificación)
[4] La tradición hindú considera al Samkhya como el más antiguo darsana. El
sentido del término Samkhya parece haber sido “discriminación”, siendo el
objetivo principal disociar el espíritu- Purusha- de la materia –Prakrti)