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Categoría: Historia y Filosofía del Yoga
¿El yoga ó los yogas? parte 2

Continuación...

Si revisáramos las fuentes de cada una de las etapas anteriormente mencionadas, nos percataríamos que el énfasis en la práctica no está puesto en el trabajo de las posturas como  es hoy en día. De hecho, es hasta el surgimiento del Hatha Yoga (un yoga medieval de influencia tántrica)  que el cuerpo toma un giro muy importante en cuanto a la metodología de trabajo.

En el yoga clásico de Patañjali, un yoga  de visión dualista,   el cuerpo era visto como referente del dolor, en donde el alma vivía  aprisionada en  el cuerpo y este tenía que ser privado del placer a través de técnicas ascéticas,  inclusive la sexualidad se convierte en un obstáculo para el desarrollo ya que es parte del mundo “profano”. Recordemos que “la abstinencia  sexual tiene como objetivo la conservación de la energía nerviosa”(Eliade, 1998 2da impresión) Los yoguis de esta etapa solían retirarse del mundo y meditar hasta alcanzar la liberación. Para ellos, este mundo era un mundo “profano” un mundo que no participaba del Espíritu, de la dimensión sagrada.

Esta visión cambia con  el Hatha Yoga, sobre todo por la influencia en esta vertiente de la filosofía tántrica, en donde  cuerpo y Espíritu son “no dos”  es decir, son parte de la misma esencia que es Espíritu.  En el Hatha, sólo a través del cuerpo es posible la realización.  El cuerpo  no es ya el  centro del dolor, sino el vehículo de la conciencia.  Un pequeño microcosmos en donde reside la conciencia cósmica (Prana y Kundalini) que tiene que ser potenciada. Es a través del trabajo con un cuerpo  el profano que podrá convertirse  en un cuerpo divino,  transmutado, por medio de una metodología muy específica que podríamos abordar en otro artículo.

Hasta aquí, podríamos mencionar ya dos vertientes  a grosso modo: Yogas  de filosofía dualista (Yoga de Patañjali  y Yogas ortodoxos de  corte brahmánico) y  por otro lado, los Yogas  de visión “no dual” como es el caso del Hatha Yoga y las enseñanzas del Vedanta Advaíta, es decir, el Yoga de los Upanishads y del maestro Sankara (788-820) así como el Tantra  y el Yoga budista.

Otro aspecto interesante de resaltar,  es  preguntarnos qué tantas posturas (ásanas) había anteriormente o cuándo es que comenzaron éstas a ser tan poderdantes en la práctica

En ningún sistema  antes de la aparición del Hatha Yoga, se tenían  más posturas que la postura de meditación. Puede usted revisar los Vedas, los Upanishads, el Bhagavad-gītā y todos los textos anteriores a la aparición de los principales textos de Hatha Yoga (Hatha Yoga Pradipika, Gheranda Samhita, y Shiva Samhita) para corroborarlo. 

El sistema yoga que exploró con un número más amplio  de  posturas (ásanas) fue el Hatha, esto debido a la gran influencia que ejerció el Tantra es su visión filosófica,  recuerde que  el cuerpo se convierte en el  vehículo de la conciencia, es una expresión del marcoscosmos, es decir, un microcosmos.

 En el Gheranda Samhita vamos a encontrar  treinta y dos  posturas, mientras que en el Hatha Yoga pradípikadieciséis. En ambos sistemas algunas de ellas se repiten y la mayoría son vertientes de las posturas para meditar.

Otra diferencia que encontramos aquí  son los sistemas.

 Mientras el  sistema yoga de Patañjali es de “ocho miembros” –ashtanga yoga-  Yama, Niyama, Asana, Pranayama, Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi. Los sistemas de Hatha Yoga eran de la siguiente manera:

Por un lado la  propuesta del Gheranda Samhita se conoce como Saptanga Yoga(Yoga  de los “siete miembros”) Shatkarma, Asana (32),Mudra,Pratyahara,Pranayama, Dhyana y Samādhi.

Mientras que la propuesta del Hatha Yoga Pradipika se conoce como Chaturanga Yoga(Yoga de los cuatro miembros) Ásanas (16), Shat Karmas, Pranayama y Mudras, los cuales incluyen los tres principales bandhas.[1]

Es interesante observar que en ninguno de ambos sistemas anteriormente mencionados,  encontramos Yamas y Niyamas, que son parte esencial de la propuesta del Yoga clásico de Patañjali. Otra diferencia a resaltar es que como lo comenté anteriormente, la visión filosófica del yoga clásico de Patañjali  era dualista ( cuerpo y Espíritu son dos irreconciliables) mientras que la visión filosófica del Hatha es “no dual” ( cuerpo y espíritu son los mismo, o de otra  manera, el cuerpo es una extensión de la Conciencia, del Espíritu, y sólo a través del trabajo con el mismo, desde lo más denso a lo más sutil,  puede el Espíritu despertar como Espíritu en  la conciencia del individuo.

Hasta aquí hemos comentado como es  que el Yoga como disciplina ha venido transformándose a lo largo de los años. En sus inicios fuertemente influenciado por la visión Brahmánica, una visión ortodoxa que sólo reconoce a los Brahmanes como autoridad para la transmisión del conocimiento. Posteriormente el conocimiento se abre –  a comerciantes, artesanos-  gracias a las enseñanzas de los maestros de los Upanishads, quienes rechazan la religiosidad y ritualismo de los brahmanes. Posteriormente Patañjali se convertirá en el maestro que sistematiza el yoga en una metodología conocida como “ashtanga yoga clásico” o yoga de los ocho miembros. Con una visión dualista y fuertemente influenciada por la filosofía Samkhya.  Y por último los Hatha yoguis desarrollarán sus propios sistemas en base a la influencia que la filosofía tántrica tuvo en su pensamiento. En la parte número dos del próximo mes, estaremos explorando como el yoga aún se ha diversificado más a partir del yoga de Sri T. Krishnamacharya, Sri Krishna Pattabhi Jois y B. K. S. Iyengar hasta nuestros días, cuando el Yoga se encuentra con la cultura occidental.

[1] Jalandhara Bandha, Uddiyana Bandha y Mula Bandha


Escrito por: Tomás Casillas Gaspar.

 

REFERENCIAS.

Fundación de Estudios Tradicionales, A. C. (2010). Yoga Sutras de Patañjali (1a Edición 2010 ed., Vol. Caminos, Revista de Sabiduría Tradicional, Números 2, mayo-agosto y 3, septiembre-diciembre de 2008, y 1, enero-abril y 2, mayo-agosto de 2009,). Guanajuato, México:

Aekers, B. D. (2010). The Hatha Yoga Pradipika, The original Sanskrit Svatmaratma [PDF]. Recuperado de http://www.yogavidya.com/Yoga/HathaYogaPradipika.pdf

Recopilación del Curso de Yoga y Hatha Yoga dictado en CCRRR Extensión Universitaria de la Universidad de Buenos Aires, Fundación Aurobindo de Yoga Integral, & (Dharmachari Swami Maitreyananda), V. Y. F. E. G. Ph. D. (s. f.). El Gheranda Samhita [PDF]. Recuperado de https://www.yogaintegral.biz/GHERANDA.pdf

Mallinson, J. (2007). The Shiva Samhita, a critical edition (First editionEd.). Recuperado de http://www.khecari.com/resources/SSsample.pdf

Khalsa, S. B. S., Cohen, L., McCall, T., &Telles, S. (2016). The principles and practice of yoga in health care. United Kingdom, United Kingdom: Handspring Publishing Limited.

Eliade, M. (1998 2da impresión). Yoga Inmortalidad Y Libertad. México: FCE.

Feuerstein, G. (2003). The Deeper dimesnion on yoga theory and practice.Shambala.




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¿El yoga ó los yogas? parte 2
hace 4 años
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Categoría: Meditación
La meditación y sus efectos en la salud.

Recientemente, con todos los acontecimientos que han estado ocurriendo en el mundo, es posible que notemos como, tanto nosotros mismos y la gente a nuestro alrededor, hemos estado en un estado mental más alterado.

 

El estrés por el estado de salud, la economía, y la incertidumbre puede llevar a nuestro cerebro a mantener constantemente activo el sistema de lucha y huida de nuestro cuerpo, forzándonos estar en un estado que nos desgasta tanto física como mentalmente, y lo peor del caso, es que en algunas ocasiones, esto puede volverse un círculo vicioso, donde el estrés alimenta al estrés llevándonos a cambios fisiológicos que nos vuelven más vulnerables ante otras circunstancias o enfermedades, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad, y si, todas las infecciones virales, bacterianas, fúngicas y parasitarias que existen..

 

Y, esto es lo que nos abre el paso a nuestro tema del día de hoy, ¿existe alguna forma en la que nosotros podamos entrenar a nuestra mente a mantenerse alerta, atenta a los cambios y necesidades que debemos atender en el mundo real, pero al mismo tiempo, no despertar estos sistemas de lucha o huida que pueden lastimar a nuestras células si se sostienen mucho tiempo?.

 

La respuesta es que sí, pero requiere, como mencionaba en la pregunta anterior, que realicemos un entrenamiento previo para poder alcanzar estos beneficios, y este régimen de ejercicio mental, es lo que nos ofrece precisamente la Meditación.

 

¿Qué es la meditación?

 

En realidad el término es más bien un abanico, es decir, abarca diferentes técnicas y mecanismos que llevan a un objetivo similar: el desarrollo de la meta-cognición por parte de la mente.

 

¿Qué es la meta-cognición?

 

Este término se refiere a la capacidad de la mente de observar sus propios procesos, es decir, de observarse a sí misma, parecido a cuando nosotros nos miramos en un espejo y podemos observar detalles de nuestra apariencia que normalmente no podemos observar de otra manera.

 

El desarrollo de la meta-cognición tiene muchísimas aplicaciones en nuestra vida cotidiana, y es, en realidad, una de las señales más importantes que realmente reflejan la madurez mental, la capacidad de observar nuestros pensamientos, nuestras emociones, nuestros traumas, nuestras sensaciones, sin reaccionar impulsivamente ante ellas, sino como si fuéramos un testigo que simplemente observa, y que de esta forma podamos tomar mejores decisiones en las acciones que tomaremos a partir de ese momento.

 

La madurez y resiliencia mental

 

Para entender esto de la madurez cerebral y mental, podemos hacer una analogía con los seres humanos sencilla de entender: El berrinche de los niños.

 

Cuando somos pequeños, nuestro cerebro es inmaduro porque aún se encuentra en desarrollo, es decir, las áreas encargadas de controlar nuestra fuerza de voluntad y nuestros impulsos, las áreas de la corteza pre-frontal, aun no están totalmente desarrolladas, y por lo tanto, las áreas que dirigen nuestros impulsos en base a sentimientos y emociones, se pueden descarrear con mayor facilidad.

 

Entonces, cuando un niño experimenta una situación que lo estresa, miedo, enojo, frustración, dolor, al no tener aún las capacidades neurológicas para poder detener su impulso, podemos observar como este empieza inmediatamente a: Llorar, patalear, gritar, renegar, etc etc.

 

Conforme vamos creciendo, teniendo experiencias, y aprendiendo de como funciona el mundo, nuestro cerebro va creando nuevas conexiones, y esto poco a poco, va dándole mayor madurez a nuestra corteza pre-frontal, para que, cuando ya somos adultos, podamos evitar tirarnos al suelo a hacer un berrinche cuando no nos pasa la tarjeta en el super, o cuando se acabó nuestro sabor favorito de nieve en nuestra heladería favorita.

 

Idealmente.

 

Sin embargo, aún como adultos, muchos no hemos entrenado lo suficiente nuestra corteza pre-frontal, por diferentes circunstancias, quizás tuvimos una infancia complicada y  con tutores igualmente inmaduros, o hemos desarrollado mecanismos evasivos, agresivos o disruptivos de defensa ante las situaciones que experimentamos, es decir, incluso siendo adultos, podemos seguir madurando nuestra corteza cerebral para aprender a reaccionar mejor ante las circunstancias que nos ocasionan estrés.

 

 

La meditación como una herramienta para entrenar la mente.

 

Debemos entender que el cerebro sigue siendo un órgano que esta en constante cambio y crecimiento, y al igual que los músculos, si lo entrenamos, este puede crecer y volverse más fuerte, y si lo dejamos sin entrenar o sin hacer actividades, este se volverá más débil y vulnerable.

 

La meditación y todas las técnicas que abarca, son precisamente una especie de ejercicio especifico para nuestra mente, y mientras más constantes seamos con el, más resultados veremos.

 

En diversos estudios se ha podido observar algunos de los efectos a corto, mediano y largo plazo que ocasiona la meditación en el cerebro, siendo uno de los más interesantes, precisamente el engrosamiento de la corteza pre-frontal, y una mejora en la tolerancia ante el estrés, así como una mejor respuesta ante el mismo.

 

En otras palabras, al parecer, la meditación tiene la capacidad de ayudarle a nuestro cerebro a seguir madurando, y a poder mantenernos en un estado más tranquilo, incluso ante situaciones que nos causan mucho disconfort.

 

La importancia de la constancia

 

Lamentablemente, “la gratificación inmediata”, idea tan arraigada gracias a la mercadotecnia, donde esperamos tener resultados inmediatamente, con alguna dieta, pastilla, ejercicio, técnica, estilo de yoga, etc. no hace más que nublar la realidad de las cosas.

 

Las cosas buenas, toman su tiempo en madurar y establecerse.

 

Al igual que con el ejercicio físico, los músculos no empiezan a desarrollarse al día siguiente, y aunque a veces no podemos notar las diferencias porque nos vemos diariamente al espejo, al paso de algunos meses, si nos comparamos con quienes éramos al iniciar, notaremos los cambios que hemos tenido.

 

Cuando iniciamos con la meditación, hay que considerarla de la misma manera,  es más importante enfocarnos en realizar nuestra práctica que nos corresponde cada día, y aunque aquí los cambios serán un poco más evidentes en el área mental que en la física, al cabo de unos meses de práctica constante, será evidente nuestro mejor manejo de nuestras emociones, el aumento de nuestra capacidad de auto-observación, y también empezaremos a notar algunos cambios físicos. Además del casi inmediato efecto de relajación mental que nos puede llegar a brindar.

 

¿Y cuáles son estos beneficios?

 

Beneficios de la meditación

 

A corto plazo (A pocos Minutos)

-       Brinda una sensación de calma, un pequeño espacio para detenernos y observar.

-       Genera una relajación muscular

-       Nos puede ayudar a regresar a la tranquilidad al experimentar una situación estresante.

 

A mediano plazo (Primeros días y semanas)

-       Aumenta la tolerancia ante estresores físicos y mentales

-       Mejora las respuestas del sistema nervioso cuando se activa el sistema de lucha o huida.

-       Nos permite tomar mejores decisiones ante circunstancias o situaciones de estrés físico o emocional.

-       Mejora la capacidad de concentración y creatividad.

-       Auxiliar en las situaciones de insomnio.

 

A largo plazo (Meses)

-       Mejora la presión arterial y la salud cardiovascular.

-       Disminuye los marcadores de inflamación

-       Mejora la cantidad de neurotransmisores necesarios para el cerebro en casos de depresión y ansiedad.

-       Engrosa la corteza pre-frontal y las áreas del cerebro relacionadas a la fuerza de voluntad y el control de impulsos.

-       Aumenta la tolerancia al dolor

-       Retrasa el envejecimiento neurológico (y aunque no está comprobado aun totalmente, algunos estudios parecen indicar que también el de otras células del cuerpo).

 

 

Como podemos observar, la gran mayoría de los beneficios tanto físicos como mentales, se observan a largo plazo, ya que es el tiempo necesario para que el cerebro genere estos nuevos enlaces y se vuelvan poco a poco más fuertes.

 

Por eso, aunque la meditación ofrece tantos beneficios, muchas personas la dejan al no observar cambios inmediatos, es importante que recordemos nuevamente:  la constancia en esta práctica es lo más valioso para poder obtener todos sus resultados.

 

Este tema es bastante extenso y lo seguiremos abordando en próximos artículos, especialmente los tipos de meditaciones que existen y cómo practicarla.

 

Pero, si tu quieres iniciar a practicar la meditación ya, no es necesario que esperes hasta el próximo artículo, o que tomes un curso para empezar a adiestrar a tu mente.

 

Bastará con que tomes un temporizador, coloques 3 o 5 minutos en el, cierres tus ojos, y trates de mantener tu atención enfocada en la sensación de tu respiración, cuando notes que te distraigas, date cuenta, y con cariño y agradeciendo por haberte dado cuenta de la distracción, regresa a tu respiración tantas veces como ocurra.

 

Este es el ejercicio básico con el que se inicia en todas las técnicas de meditación, y no necesitas nada más que las ganas para realizarlo! (y un temporizador).

 

Por lo pronto es todo, nos vemos en el próximo artículo donde hablaremos de:

Los tipos de meditación principales, sus métodos, pros y contras.

 

Saludos!
Por: Elías Vázquez

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Elías Vázquez
hace 4 años
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Categoría: Historia y Filosofía del Yoga
¿El yoga o los yogas? Primera parte

¿EL YOGA O LOS YOGAS? PRIMERA PARTE

Muy probablemente alguna vez te has preguntado ¿Cuántos tipos de yoga existen? o ¿Cuál es el verdadero yoga? el original. ¿Es uno el Yoga a pesar de sus diferentes estilos? ¿Hay un tronco común que los conecte? ¿Cuál es el mejor estilo? o ¿Cuál deberías  elegir para tu práctica personal?.

Es evidente que todo está en constante cambio y transformación, nada permanece, todo cambia.  El cambio es una constante. El budismo nos invita  “Comprender la impermanencia de todo lo que nos rodea”  y el filósofo griego Heráclito decía “nada es permanente a excepción del cambio”.  

El Yoga tampoco es ajeno al cambio, a lo largo de la historia, se ha enriquecido – y también descafeinado-  y ha tomado diferentes caminos a través del contacto con otras corrientes de pensamiento tanto orientales como occidentales. En el presente artículo,  intentaré hacer una breve exposición de estos cambios sin llegar a ser exhaustivo. De hecho, si al lector le interesa ahondar más en este tema, al final del artículo les dejaré algunas bibliografías.

Empecemos por su definición. La palabra Yoga deriva de la  raíz etimológica  “yuj” que significa “ligar”  “mantener agarrado” “enganchar”  “poner bajo yugo”  Yoga significa “unión” entre nuestra parte humana con nuestra esencia divina. Hace referencia al desarrollo del potencial humano en un amplio sentido. La integración de nuestra dimensión material (anamaya kosha) nuestra dimensión energética, emocional, sexual (pranamaya kosha) nuestra dimensión mental (mano maya kosha) nuestra dimensión de sabiduría e intuición (vijnamaya kosha) y nuestra dimensión  espiritual  profunda (anandamaya kosha)

El Yoga forma parte los seis principales darshanas de la India (Samkhya, Yoga, Vaisheshika, Nyaya, Mimasa y Vedanta)  es decir,  de los seis principales sistemas filosóficos de ésa región (1500 a.C.-500 a.C.)

Algunos autores han querido remontar el origen del yoga a la ciudad neolítica  de Mohenjo Daro (2600 a.C. 1800 a.C.)  ubicada en el actual Pakistán. En este lugar, se encontró una figura de un hombre sentado en la postura de “baddha konasana”.  Esta figurilla es conocida como “el señor de las bestias – Pusapati-”  ya que en ella están representados algunos animales alrededor de éste. El nombre el “señor de los animales” es uno de los epítetos de Shiva, es por esto que algunos le llaman  también “protoshiva” una representación arcaica de esta deidad.  

Sin más, no hay ninguna otra evidencia al yoga en este lugar a excepción de esta figura que tiene un simbolismo muy especial y que en sentido estricto- arqueológicamente y antropológicamente hablando- este hallazgo no  sería suficiente para decir que allí  nació  esta disciplina,  ya que estatuillas muy parecidas se han  encontrado  alrededor del mundo en diferentes culturas, que son  propias de un estadio del pensamiento mágico religioso, es decir, de una religiosidad más bien chamánica. Un ejemplo de esto es Mesoamérica.

 Algunos han llamado a este estadio de la historia del Yoga, Yoga arcaico o proto-yoga. Sin embargo, como lo comentaba anteriormente, no tenemos otras fuentes escritas, o arqueológicas en este lugar,  que les  brinden a los historiadores  más elementos para la contextualización,  y poder así  hablar de una práctica de esta disciplina propiamente dicha.

La primera vez que encontramos la palabra “Yoga” es  en los Vedas. Textos sagrados de la India que corresponden a la religión brahmánica, religión previa al hinduismo. El libro más antiguo de estos textos, el  Rig Veda, que data aproximadamente de mediados del segundo milenio a. C.

En su libro “Yoga, Inmortalidad  y  Libertad”,  Mircea Eliade  nos habla de  innumerables formas de yoga: populares, asistemáticos, no brahmánicos como el budista o el jainaista y otros de estructura mágica y  mística.[1]  

La mayoría de la gente en la actualidad, cuando piensa en yoga, inmediatamente piensa en  posturas muy complicadas o en el  trabajo de flexibilidad, sin embargo, el yoga  en sus inicios no tiene nada que ver con esto. En sus inicios,  el  Yoga  era una filosofía de vida y una herramienta de desarrollo transpersonal[2], que le permitiría al hombre  trascender el sufrimiento y así encontrar  su verdadero rostro,  el Absoluto. La identificación –Samadhi- con la Totalidad de la Existencia, con su Fuente y Origen. Es decir, el Yoga era un camino de desarrollo espiritual. La tarea consistía en  llevar  a cabo el experimento en el laboratorio de su propia consciencia. Es decir, el yoga era básicamente una herramienta de introspección profunda, una práctica meditativa.

Para entender la diversidad  y  transformación de esta filosofía, es necesario conocer  su línea del tiempo:

Yoga védico  (circa 1500–600 a. C.) Era post-védica o pre-clásica (circa 600–100 a. C.) Yoga clásico (c. 200– 100 a.C.) Post- clásico (100  a. C. y durante el siglo XVII d. C.) Hatha  Yoga (S.XV- XIX)  Yoga  contemporáneo (1893 hasta nuestros días)

En la primera etapa - la etapa védica (circa 1500–600 a. C.)-  las enseñanzas se transmitían oralmente de  maestro (gurú) a discípulo (shishya).  Las principales fuentes históricas  de esta etapa son los Vedas; el Rig Veda, el  Yajur Veda, el Sama Veda y el Atharva Veda.  Textos que  datan  alrededor del año 1500 a. C.,  con adiciones posteriores que se extienden hasta el año  600 a. C. 

Estos textos promueven relaciones armoniosas con la naturaleza, apelan por la paz en las interacciones humanas, solicitan salud y protección, y lo más importante, concientizan las dimensiones meditativas de la vida humana.

La segunda etapa - post-védica o pre-clásica (circa 600–100 a. C.)- es el período posterior a la recopilación de los Vedas.  En esta etapa se registra una enorme colección de enseñanzas que se pusieron a  disposición para la práctica y el estudio.  Las principales fuentes de esta etapa son los Upanishads, los Brhama Sutras y el Bhagavad Gita.  

Los Brahma Sutras por ejemplo  se  alejan de los rituales védicos hacia los objetivos yóguicos altamente personalizados de autodesarrollo, vida equilibrada y autorrealización.  Los Brhama Sutras,  el Baghavad Gita y los Upanishads,  representan  las tres principales  fuentes de conocimiento de la filosofía Vedanta.

En esta etapa,   también surge  una literatura diversa que incluía dos textos épicos, el Ramayana y el Mahabharata, y la quintaesencia conocida de este último, el Bhagavad Gita.

Cabe resaltar que en toda esta primera etapa,  encontramos como ya lo decía Eliade, una gran variedad de estilos, pero todos englobados en lo que podríamos denominar, yoga meditativo. Es decir, una disciplina enfocada en la trabajo de la introspección profunda para el estudio de la conciencia y el desarrollo transpersonal.  Cabe resaltar que en esta primera etapa no encontramos las famosas posturas de yoga que se practican hoy en día.

En la tercera etapa - Yoga clásico (c. 200– 100 a.C.)  - Las prácticas de yoga fueron codificadas en los Yoga Sutras de Patañjali.  Personaje de suma importancia para la historia del yoga, ya que sería el primero  en sistematizar la disciplina en una metodología conocida como ashtanga yoga o yoga de los ocho miembros o partes. “Ashta” significa  ocho y  “anga “parte.

Hoy en día podemos considerar que su propuesta metodológica – ashtanga yoga de patañjali o yoga de los ocho brazos - se considera la más influyente hasta nuestros días en casi todas las propuestas de yoga contemporáneo. La mayoría de las propuestas contemporáneas de yoga adoptaron su propuesta.

Patañjali,  plantea una metodología en la que cada una de las partes  son consustanciales a la totalidad del sistema – ashtanga-  de ocho miembros. Los cuales son: Yama, Niyama, Ásanas, Pranayama, Dharana, Dhyana y Samadhi.[3]

Patañjali hace suya la filosofía Samkhya[4], aunque  él le agregaría  a dicho sistema la figura de Ishvara, que se puede entender como “Ser Supremo”

El Yoga desde sus inicios –  Yoga védico- hasta  principios del S. XX con Krishnamacharya,  centraba sus enseñanzas  poniendo el acento en la práctica meditativa, inclusive aún en la vertiente del Hatha Yoga que explicaré más adelante. Es hasta Krishnamacharya que el yoga dará un giro más a la vertiente postural, sin que esto signifique que este  maestro del  estilo  “Ashtanga Vinyasa Yoga” sólo estuviera interesado en esto.

La cuarta etapa -Post- clásico (100  a. C. y durante el siglo XVII d. C.)  y Hatha  Yoga (S.XV- XIX)

Durante esta etapa  los trabajos devocionales, las historias y las enseñanzas de los adeptos yóguicos proporcionaron un recurso para los yoguis practicantes. El famoso filósofo Shankaracharya (siglo VIII a. C.) tuvo una profunda influencia en el pensamiento de este período. Revivió la doctrina del advaíta vedanta, una filosofía  no dualista, así miso escribió comentarios autorizados sobre el Bhagavad Gita, los Brahma Sutras y los 10 principales Upanishads.

Durante este período, surgieron muchos tipos de yoga dentro de las diversas tradiciones de la India. Georg Feuerstein (Feuerstein, 2003) ha enumerado 40 tipos de yoga que abarcan una amplia gama de enfoques de práctica. Entre estos, los tres principales que sobrevivieron en la era moderna son los Yoga Sutras de Patañjali; las enseñanzas de Hatha Yoga de la secta Natha de yoguis , en particular  una obra del siglo XV de Svatmarama, el  Hatha Yoga Pradipika y una obra del siglo XVII de Gheranda, el  Gheranda Samhita ; y las enseñanzas del Bhagavad Gita.

Continuará...

[1] Eliade, M. (1991) El yoga: Inmortalidad y libertad; trad. de Diana Luz Sánchez, México, FCE

 


[2] “Trans” significa a través de  o más allá de.  Mientras que  “Persona” hace referencia al “ego” La dimensión Transpersonal apunta a que la realidad última o esencial del individuo no es su “ego” como lo plantean la psicología convencional.  Todas las corrientes místicas apuntan a la trascendencia del “ego”  para poder descubrir nuestra verdadera naturaleza, nuestro verdadero Sí mismo espiritual.

[3] Yamas  y Niyamas ( Normas éticas y guías de comportamiento) Ásana (postura) Pranayama ( Manejo consciente de la energía o prana)  Pratyahara ( retracción de los sentidos, maestría y dominio sobre las sensaciones, percepciones y emociones) Dharana ( concentración) Dhyana ( Meditación) Samadhi ( Iluminación, Identificación)

[4] La tradición hindú considera al Samkhya como el más antiguo darsana. El sentido del término Samkhya parece haber sido “discriminación”, siendo el objetivo principal disociar el espíritu- Purusha-  de la materia –Prakrti) (Eliade, 1998 2da impresión)




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hace 4 años