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Categoría: Yoga y ciencia
La manifestación de la energía en el cuerpo

Por: Gerson Lozano

Apuesto a que muchos de aquí no les quita el sueño pensar sobre la energía, y no los culpo, nosotros damos por sentado que es una pregunta algo irrelevante en el día a día, sin embargo a ustedes les ha intrigado conocer más allá de lo “cotidiano” lo cual es estupendo, comencemos pues con nuestro primer pensamiento sobre la energía desde un punto de vista meramente científico. Podemos comenzar tratando de explicar con la física las manifestaciones de la energía. La energía es eso vital que hace que las cosas se muevan o cambien. Se manifiesta ante numerosas apariencias, entre ellas como un cambio en la altura o la velocidad, ondas electromagnéticas que se desplazan o vibraciones de los átomos que generan el calor. La cantidad de energía siempre se conserva ya que esta no se puede crear ni destruir solo transformar.

Ahora ¿Cómo es esta energía manifestada en nuestro cuerpo? Para contestar esta pregunta es esencial establecer algunos conceptos.

En la naturaleza tenemos un conjunto de elementos los cuales son primordiales para la vida orgánica, estos elementos tienen la capacidad de modificar la cantidad de electrones presentes en su estructura, a este fenómeno se le denomina ionización; un ejemplo común en la naturaleza es la ionización del oxígeno el cual obtiene una carga negativa (La ley de cargas enuncia que las cargas de igual signo se repelen, mientras que las de diferente signo se atraen. El átomo está constituido por protones con carga positiva (+), electrones con carga negativa (–) y neutrones), siendo esto  importante para el cuerpo ya que le permite cierto control sobre su manejo (Posteriormente se retoma este concepto).

Los antiguos yoguis tenían un concepto de energía llamado Prana (El cual es mencionado como prāṇāyāma [manejo de la energía] en el verso 4.29 en el Bhagavad Gītā y posteriormente en los Yoga Sutras de Patanjali ) la cual es la suma total de todas las energías contenidas en el Universo desde su inicio hasta el final, en cambio prana con minúscula es la manifestación de esta. En el Hinduismo el universo está compuesto de Akasa, el éter cósmico, y del Prana, la energía. Cuando Prana actúa sobre Akasa, nacen todas las formas de la materia.

La fuente más importante del prana es la atmósfera. Los yoguis percibieron que ésta constituye la fuente principal de todas las energías en acción en el cuerpo humano. Mediante las teorías yóguicas,  las observaciones y  descubrimientos de la ciencia occidental es posible afirmar que el prana de la atmósfera está constituida en su mayoría  por partículas electrizadas. Por otra parte existe en nuestro cuerpo un verdadero metabolismo de la electricidad que adquirimos por una parte de la atmósfera.

Ahora que comprendimos los conceptos de energía nos adentrarnos al funcionamiento de está dentro de nuestro cuerpo.

 

Manifestación en el cuerpo

Generalmente ignoramos que existe un verdadero metabolismo de la electricidad. Ingerimos  cargas negativas ligadas al oxígeno respiratorio, cada vez que la sangre atraviesa el organismo también fluye por los pulmones y capta el oxígeno a través de los alvéolos, adquiriendo el oxígeno que necesitan las células y que con el paso de la sangre a través de los riñones se eliminan del plasma la mayoría de las sustancias que, además del dióxido de carbono, las células ya no requieren, como son los distintos productos finales del metabolismo celular (exceso de iones y agua de los alimentos) que podrían acumularse en el líquido extracelular.

El 60% del cuerpo humano del adulto es líquido, principalmente una solución acuosa de iones y otras sustancias. Aproximadamente una tercera parte se encuentra en los espacios exteriores a las células y se denomina líquido extracelular. En el líquido extracelular están los iones (sodio, cloruro y bicarbonato)  y nutrientes que necesitan las células para mantenerse vivas (oxígeno, glucosa, ácidos grasos y aminoácidos), por lo que todas ellas viven esencialmente en el mismo entorno de líquido extracelular y el líquido dentro de la célula se le denomina líquido intracelular el cual  es muy distinto del líquido extracelular ya que  contiene grandes cantidades de iones de potasio, magnesio y fosfato.

Los iones son necesarios para el funcionamiento de algunos de los mecanismos de control celular. Por ejemplo, los iones que actúan en la membrana celular son necesarios para la transmisión de los impulsos electroquímicos ya que hay potenciales eléctricos prácticamente en todas las células del cuerpo. Además, algunas células, como las células nerviosas y musculares, son capaces de generar impulsos electroquímicos rápidamente cambiantes en sus membranas, estos impulsos se utilizan para transmitir señales a través de estas. Las señales nerviosas se transmiten mediante potenciales de acción que son cambios rápidos del potencial en la membrana de la fibra nerviosa. Este proceso se debe a dos iones muy importantes que son el Sodio que se encuentra en mayor parte fuera de la membrana y el Potasio que en su mayoría está por dentro de la membrana  siendo ambos de carga positiva. El constante intercambio de estos dos ocasiona un impulso electroquímico el cual recorre toda la fibra nerviosa hasta la sinapsis.

Ahora, la célula no es solo una simple bolsa de líquido, también contiene estructuras físicas muy organizadas que se denominan orgánulos intracelulares, sin uno de los orgánulos (la mitocondria) más del 95% de la energía de la célula que se libera de los nutrientes desaparecería inmediatamente, sin ellas las células no serían capaces de extraer la energía suficiente de los nutrientes y, en esencia, cesarían todas las funciones celulares.

Las enzimas de la mitocondria actúan asociadas a las enzimas oxidativas de los compartimientos para provocar la oxidación de los nutrientes  donde el oxígeno procedente del aire es el oxidante empleado, liberando energía. La energía liberada se usa para sintetizar una sustancia de «alta energía» que se denomina trifosfato de adenosina (ATP).

Retomando los conceptos anteriores, el Oxígeno que respiramos llega a la célula y atraviesa la membrana mitocondrial. Aquí  la ionización negativa del Oxígeno es primordial para que reaccione con el Ion de Hidrógeno positivo para la formación de agua y con esa oxidación final se libera la energía del ATP.

El ATP  después fuera de la mitocondria se transporta y se difunde a través de la célula para liberar su propia energía allá donde sea necesaria para realizar las funciones celulares. Cuando el ATP libera su energía se separa de un radical de ácido fosfórico y se forma difosfato de adenosina (ADP). El ADP liberado se usa para dar energía a muchas  funciones celulares, como la síntesis de sustancias y la contracción muscular.

La energía del ATP se usa para promover cuatro categorías principales de funciones celulares:

 1) transporte de sustancias a través de múltiples membranas en la célula.

 2) síntesis de compuestos químicos a través de la célula.

 3) trabajo mecánico.

 4) para favorecer la síntesis proteica en los ribosomas.

La energía del ATP es necesaria para el transporte de iones como potasio, calcio, magnesio, fosfato, cloruro, urato, hidrógeno entre otros y varias sustancias orgánicas a través de la membrana. El transporte en la membrana es tan importante para las funciones de la célula que algunas, como las del túbulo renal, consumen hasta el 80% del ATP que forman sólo para este propósito.

Si una célula va a vivir, crecer y reproducirse, debe obtener nutrientes y otras sustancias de los líquidos circundantes. La mayoría de estas sustancias atraviesan la membrana celular por difusión y transporte activo.  La difusión implica el movimiento simple a través de la membrana, provocado por el movimiento aleatorio de las moléculas de la sustancia; las sustancias se desplazan a través de los poros de la membrana celular. El transporte activo se refiere al movimiento de iones o de otras sustancias a través de la membrana en combinación con una proteína transportadora de tal manera que la proteína transportadora hace que la sustancia se mueva contra un impedimento energético. Este movimiento precisa una fuente de energía adicional, además de la energía cinética. Tanto las proteínas de los canales como las proteínas transportadoras habitualmente son muy selectivas para los distintos tipos de moléculas o de iones que pueden atravesar la membrana.

En otras palabras el ATP es esencial para todo tipo de proceso celular, incluyendo la alimentación celular, pues este proporciona la energía requerida para que sea posible el transporte de la molécula por medio de la proteína, cabe resaltar la importancia de la carga en la molécula ya que este es un factor primordial para su selección.

 El líquido extracelular contiene grandes cantidades de sodio y este lo podemos encontrar fácilmente en la sal, salsa de soya, salami, cubo de caldo, etc. Por el contrario el líquido intracelular contiene mucho potasio y magnesio, en los alimentos podemos encontrar potasio en el plátano, ciruela pasa, mango kiwi y  el magnesio podemos encontrarlo en semilla de girasol, chocolate amargo, pepita de calabaza, hortaliza, almendra o aguacate.

Podemos darnos cuenta que la energía se manifiesta en el cuerpo por medio de una serie de reacciones bioquímicas partiendo desde la energía que nos brinda el Ion de Oxígeno al ser inhalado, el cual es transportado por la sangre hasta las afueras de las células, donde se encuentran una gran variedad de otros iones. Una vez el Ion de Oxígeno penetra la mitocondria, se lleva a cabo el proceso de oxidación de los alimentos que consumimos la cual conlleva a la  generación de las moléculas de ATP siendo ésta primordial para el funcionamiento celular. Con estos conocimientos podemos entender ahora que efectivamente el prāṇāyāma (el manejo de la energía mediante la respiración) no es ninguna ilusión pues efectivamente es esta actividad principal de nuestro cuerpo para seguir con vida. Todo en el universo es energía manifestada de diferentes maneras, nosotros no somos la excepción. Un buen manejo de esta energía conseguido mediante las técnicas puede llevar a notables cambios en el cuerpo. 

Mayor información:

Guyton y Hall. Tratado de Fisiología Medica.

Eliade Mircea. Patañjali y el yoga

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La manifestación de la energía en el cuerpo
hace 4 años
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Categoría: Yoga y ciencia
La flexibilidad y el Yoga

¿Tengo que ser sumamente flexible para iniciar la práctica de Yoga?

 

Bueno, la respuesta corta es que no, pero es un punto interesante que vale la pena explorar un poco más a fondo.

 

En general, cuando alguien nos menciona la palabra Yoga, la mayoría de las personas llevaremos a nuestra mente la imagen de una persona en una complicada postura que desafía los límites naturales de la flexibilidad humana, en ocasiones, posiciones que básicamente son contorsiones que únicamente encontramos en el Cirque du soleil o en algunas artes marciales.

La mercadotecnia general del yoga nos ha hecho pensar, que el yoga es sinónimo de flexibilidad, hasta el punto en que incluso algunos entrenadores o preparadores físicos, e incluso médicos, recomiendan el yoga como una técnica física para aumentar nuestra flexibilidad, pero, ¿esto es realmente así?

 

Analicemos pues este asunto de la flexibilidad y la práctica de Yoga.

 

Primero que nada, retiremos el elefante en la habitación, aquellos que ya tienen más experiencia o se han adentrado más en la práctica del Yoga, sabrán que basándonos en la filosofía del ashtanga yoga de Patanjali, las posturas o asanas, solo representan una octava parte de las mismas, y que en realidad la práctica va mucho más allá del ejercicio físico, esto es totalmente cierto, y por lo tanto, para fines de mejorar el discernimiento entre estos conceptos, a partir de este punto, cuando nos refiramos a la parte de las posturas con respecto a la flexibilidad, hablaremos de Yoga asanas, en lugar de usar únicamente el término Yoga que abarca más esferas del ser humano.

 

Bien, entonces, cuando la gente piensa en Yoga asanas, es casi inevitable que piense en posturas muy llamativas y popularmente utilizadas en redes sociales para llamar la atención, diganse la postura de paloma, hanumanasana, algún tipo de arco como puede ser la postura de escorpión o el arco viendo hacia arriba, etc.

 

Básicamente, nos muestran un cuerpo que han desarrollado una gran capacidad de movilidad, gracias a la flexibilidad aumentada de sus músculos, ligamentos y tendones, y nos pueden vender la idea de que es gracias a la práctica de las Yoga asanas que lograron esto. Esto sin embargo, no siempre es así, y lo peor, es que las ideas que a veces generan estas imágenes, pueden tener un efecto contraproducente cuando lo que queremos es que las personas se acerquen a la práctica.

 

¿Qué piensan las personas cuando ven a una persona con tanta flexibilidad?

 

Dependerá mucho del punto de tu vida donde te encuentres, si eres joven o viejo, si eres hombre o mujer, si estás en forma o no, si tienes buena salud o no. En general, para algunas personas observar este tipo de contorsiones corporales, puede generar una sensación de motivación, especialmente para aquellos que son jóvenes o que llevan bastante tiempo acondicionando su cuerpo en otras disciplinas, puede ser tentadora la idea de poder hacer lo mismo que el modelo que vemos en las fotografías, lo cual los puede impulsar a iniciar la práctica de Yoga asanas con esa imágen en mente, lo cual no es algo inherentemente malo, especialmente si sus instructores estan excelentemente preparados en anatomía, biomecánica y entrenamiento físico, llamaremos a este primer grupo: Los motivados por la flexibilidad.

 

También, existe un segundo grupo, bastante más común, que se siente asustado al observar este tipo de posiciones, especialmente si ya tienen alguna lesión o condición que les dificulte su movilidad normal, en cuyo caso, se forma una idea opuesta al grupo anterior, en lugar de haber motivación surge la famosa frase “El yoga no es para mi porque no soy suficientemente flexible”, lo cual deja ver que estas personas piensan que ya debes ser sumamente flexible para empezar la práctica de Yoga asanas, porque el objetivo de la misma es entrar en ese tipo de posturas, lo cual, puede hacer que estas personas se alejen de todo lo relacionado a la práctica, a este grupo lo llamaremos: Los desmotivados por la flexibilidad.

 

Esto pone en perspectiva lo que una simple imagen puede despertar en diferentes grupos de personas, lo cual, no es bueno ni malo, pero es interesante tomarlo en cuenta cuando analizamos esta situación.

 

¿Tienes que ser sumamente flexible para practicar Yoga asanas?

 

Nuevamente, retomando la idea del grupo desmotivado por la flexibilidad, muchas personas piensan que uno debe ser sumamente flexible para empezar la práctica, esto debido a que las únicas imágenes o contacto que han tenido con las yoga asanas, tiende a ser bajo esta lupa.

 

La realidad es que, para empezar, las yoga asanas pueden tener diferentes objetivos, y por lo tanto, diferentes requerimientos previos, esto depende mucho del estilo, la preparación y conocimiento del instructor, y los objetivos particulares de cada estudiante, dentro de estos objetivos alguno de ellos puede ser aumentar la flexibilidad, y otro puede ser llevar la flexibilidad al máximo límite posible.

 

Recordemos que las yoga asanas han tenido una gran evolución a lo largo de los años, y no son este concepto ancestral que de repente nos comparten, donde cada postura tiene miles de años de ser practicada e implementada, análisis recientes de algunos historiadores, han encontrado que mucho de lo que conocemos hoy en día como las posturas de yoga, tienen menos de 100 años de haberse empezado a utilizar, y que en su momento, Krishnamacharya y sus alumnos, adoptaron muchos ejercicios de calistenia inglesa y contorsionismo ruso a su práctica física, poniéndoles nombre en sánscrito y posteriormente popularizándolos como las posturas que tenemos hoy en día.

 

El objetivo de las yoga asanas cambia dependiendo del profesor, aunque todas tienen como objetivo principal el fortalecer al cuerpo y conectarlo totalmente con la mente para formar una “unión” entre ambos, también es cierto que cada escuela le da una importancia o finalidad distinta, para algunos, llevar el cuerpo al límite, ignorando el dolor, es una vía hacia la “iluminación”, para otros, el respetar el movimiento y la posición del cuerpo nos lleva a la salud y a la conciencia, para otros, el objetivo es tener una figura más esbelta, todos los objetivos son válidos, lo importante, es ser conscientes de cuál es el nuestro para saber si va de acuerdo con el objetivo del estilo que estamos practicando.

 

Para cerrar este punto, esto básicamente quiere decir, que la práctica de Yoga asanas puede ser perfectamente adaptada a las necesidades y cualidades de cada estudiante, siempre y cuando el instructor tenga la integridad y el conocimiento para poder reconocer los alcances y límites de su estilo, esto nos lleva a entender, que no es necesario ser sumamente flexible para poder iniciar la práctica de Yoga asanas, e incluso, la práctica adecuada, puede ayudarte a mejorar tu movilidad y flexibilidad en caso de que estas estén limitadas.

 

La hiperflexibilidad o hiperlaxitud articular

 

Esto no quiere decir que no existan personas que de manera natural si poseen bastante más flexibilidad que una persona normal, y esto existe en un gran abanico de manifestaciones, desde aquellos que simplemente tienen un poco más de flexibilidad en algunas articulaciones, hasta aquellos que poseen síndromes que afectan la flexibilidad del colágeno de su cuerpo, como el síndrome de marfan o de Ehler Dharlos.

 

En ambos casos, tiende a ocurrir algo interesante, estas personas, ya son naturalmente flexibles, y cuando acceden por primera vez a una clase de yoga asanas, tienden a notar que las posiciones que requieren de flexibilidad, son sumamente accesibles y fáciles para ellas, en ocasiones, y sin necesidad de una preparación o entrenamiento previos, pueden alcanzar posiciones como los splits completos, o impresionantes arcos hacia atrás donde prácticamente se tocan la nuca con los talones.

 

Esto tienden a hacer que algunos profesores, que no lo hacen de forma malintencionada cabe señalar, utilicen a estos alumnos como “ejemplo” para los demás, colocándolos en diferentes posiciones que rebasan en muchos casos los rangos normales de movimiento de cada articulación, y elogiando la capacidad de hacerlo.

 

Esto por sí mismo no es algo malo, pero si habla de un problema más importante dentro de la preparación de los instructores, la idea de que la flexibilidad exagerada es sinónimo de salud.

 

Los alumnos que poseen rangos de hiperflexibilidad, es decir, donde sus articulaciones se mueven más allá de los rangos normales, tienden a tener un problema subyacente que debe ser atendido en todo entrenamiento físico que realicen: Una falta de estabilidad articular.

 

Debido a que sus ligamentos y tendones son más “sueltos” esto también quiere decir que sus articulaciones tienden a moverse más fuera de sus zonas seguras, esto con el tiempo puede generar un desgaste en los cartílagos articulares, existen algunos casos de practicantes de Yoga asanas de muchos años, que requirieron alguna intervención quirúrgica por no atender apropiadamente esta condición.

 

Y si a esta situación, añadimos que muchas veces, estas personas son del grupo motivado, y entran a la práctica para estimular aún más su flexibilidad, tenemos una receta para inestabilizar aún más las articulaciones, especialmente si el estilo o el instructor no tiene las herramientas o el conocimiento para identificarlo apropiadamente.

 

Las personas con hiperflexibilidad, deben ser reconocidas para enseñarles a desarrollar su Fuerza muscular, y que esta, al ir aumentando, mantenga en su posición, o al menos en una posición más segura, a sus articulaciones.

 

Un instructor de yoga con mayor experiencia en anatomía, biomecánica y conocimiento de estas condiciones, identificará a este tipo de alumnos, y aunque no forzosamente le impedirá que practique esas posiciones que son más flexibles y naturales para ellos, también balanceará el trabajo con ejercicios que fortalezcan y enseñen a mover las articulaciones en un rango seguro para las mismas.

 

Algo curioso, es que, normalmente las personas hiperflexibles, son precisamente las que se toman como modelos de las fotos que vemos en redes sociales o incluso en los manuales de preparación para instructores de yoga, debido a lo llamativo de estas posturas, y esto termina  aumentando todavía más la idea de que únicamente las personas que son así de flexibles son las que pueden practicar yoga, o en otros casos, que el objetivo del yoga es volverse así de flexible. Lo cual, en general no es así tampoco.

 

Renovando la imagen de las yoga asanas.

 

Afortunadamente, con el tiempo, hemos visto cómo ha mejorado tanto la preparación de los instructores, como la creación de estilos cuyo énfasis es menos físico, o más enfocado solo en la rehabilitación, prácticas como Iyengar yoga, el yoga Restaurativo, o incluso los estilos suaves, han empezado a enseñarle a las personas que las yoga asanas, y el yoga completo, es algo accesible para todos, y que, aunque si tenemos como objetivo rehabilitar, fortalecer, flexibilizar y en general darle más salud al cuerpo físico, el yoga va más allá únicamente de las asanas.

 

De nuevo, esto no quiere decir que las clases o estilos enfocados en desarrollar más la flexibilidad sean erróneos o malos, sino que es importante que aprendamos a distinguir qué es lo que nosotros buscamos en la práctica, y porque lo hacemos, esto último es algo de lo más bonito que nos ayuda a desarrollar el Yoga, auto-conocimiento, la capacidad de observarnos y reconocernos a nosotros mismos, tanto en el tapete como en nuestra vida cotidiana.

 

Poco a poco podemos empezar a observar y a compartir, posiciones utilizando apoyos, o en un rango de movimiento, que aunque no se ve llamativo, es normal y saludable para el cuerpo, esto puede ayudar a que más personas pierdan este miedo provocado por la idea de que “el yoga e solo para personas sumamente flexibles”. 

 

Así que la próxima vez que te pregunten si se debe ser sumamente flexible para iniciar con la práctica de Yoga, podremos orientarlos preguntándoles: ¿Cuál es tu objetivo?, y guiandolos al estilo o profesor más adecuado para ellos.

 

En próximos artículos analizaremos qué es y cómo se puede desarrollar la flexibilidad en diferentes personas de forma segura a través de las yoga asanas.

 

Por: Elías Vázquez

 

 

 

 

 

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Elías Vázquez
hace 4 años
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¿Cuánta flexibilidad es suficiente?

En otros artículos, hemos tocado el tema de la flexibilidad con respecto al yoga, la idea de que muchas personas consideran que esta es la principal o única cualidad física que se trabaja al practicar las asanas, y que esto puede causar confusión o desmotivación en algunas personas para acercarse a la práctica, especialmente en esta era de las redes sociales donde cada vez pareciera que competimos por tener la foto más espectacular en el medio.

 

Sin embargo, esto abre un campo muy interesante de estudio para nosotros los instructores y practicantes de las Yoga Asanas, ¿cuánta flexibilidad es necesaria para tener salud y calidad de vida?

 

Esto puede ser algo complicado de definir en un principio, especialmente si solo nos basamos en las imágenes de libros o redes sociales dedicadas al yoga, donde lo común es encontrar posturas que francamente están más cerca del contorsionismo que de las asanas, y esto puede hacernos pensar que “no estamos suficientemente saludables por no tener ese nivel de flexibilidad” o, una idea más complicada aún “solo cuando alcancemos esa posición corporal, estaremos realmente saludables”.

 

Aclaremos este punto primero.

 

De entrada, es necesario que definamos apropiadamente algunos conceptos: Flexibilidad, fuerza, estabilidad y Movilidad.

 

Entenderemos flexibilidad como la capacidad que tiene una articulación para poder moverse en su rango de movimiento, esto depende de muchísimos factores, la rigidez de los tendones y ligamentos, la capacidad de los músculos para traccionar en una dirección y para relajarse en la otra, y la capacidad del sistema nervioso para poder reconocer los puntos seguros de movimiento y reportar dolor en caso de lesionar.

Mientras mayor flexibilidad haya, más se puede mover una articulación.

 

La fuerza, se refiere a la capacidad que tiene un músculo para contraerse en contra de algún tipo de resistencia, ya sea el peso corporal, una carga externa, o simplemente el mantener al cuerpo en una posición particular.

 

La fuerza y la flexibilidad son complementarios uno del otro, y de cierta forma, son también antagonistas uno del otro, mientras más fuerza puede ejercer un músculo, normalmente ese rango de movimiento tendrá menos flexibilidad, y visceversa, mientras más flexible es una articulación, menos fuerza podrá ejercer.

 

Con un entrenamiento adecuado, podemos desarrollar ambas cualidades de una manera funcional, que nos ayuden a generar Estabilidad y Movilidad.

 

La estabilidad se refiere a la capacidad de nuestras articulaciones de mantenerse en una posición particular, generalmente la que genera menos desgaste, y nos permiten mantener una mejor postura o ejercer más fuerza para levantar algunos objetos.

 

La movilidad se refiere a la coordinación que tienen nuestras articulaciones para moverse en conjunto, y esto se traduce en los movimientos que podemos realizar de manera segura en nuestra vida cotidiana, como agacharnos, caminar, levantarnos, saltar, correr, etc. etc.

 

Entonces, cuando hablamos de tener calidad de vida y salud, en realidad no estamos hablando solamente de flexibilidad, ya que como mencionamos anteriormente, si únicamente entrenamos o nos enfocamos en la flexibilidad, estaremos generando más inestabilidad en las articulaciones y menos capacidad de ejercer fuerza,

 

Si llegamos a un punto donde podemos mover cada articulación en su rango funcional de movimiento, y que podamos ejercer suficiente fuerza muscular en ese rango, como agacharnos al suelo para levantar un objeto por ejemplo, estaremos hablando de un verdadero balance entre fuerza y flexibilidad, entre estabilidad y movilidad, esto es lo que de verdad nos va a generar salud y calidad de vida, mejorando nuestra funcionalidad y disminuyendo el riesgo de lesionarnos.

 

Entonces, en pocas palabras, no necesitas ser tan flexible para tener salud, y el que lo seas, tampoco representa en automático que tendrás mejor salud.

 

Si esto último es nuestro objetivo principal, entonces más bien debemos enfocarnos en generar estabilidad y movilidad en el cuerpo.

 

Conoce a tu cuerpo, porque todos somos diferentes.

 

Otro punto importante, es que debemos recordar que todas las personas tenemos cuerpos MUY diferentes, llegamos a un punto donde cada forma diferente de cada hueso, el tamaño o grosor de cada articulación, incluso nuestra altura o tamaño de cada segmento corporal, nos ayudará a definir hasta dónde es nuestro rango normal de movimiento para cada articulación.

 

Esto quiere decir que, aunque de pronto veamos imágenes de personas con una flexibilidad impresionante, no quiere decir que cualquier persona pueda llegar a esos rangos incluso con entrenamiento.

 

Existe un cierto grado de flexibilidad que puede entrenarse, que depende principalmente de la capacidad de los músculos para relajarse, mientras menos señales de protección se envíen por parte del cerebro a una determinada articulación, en general, los músculos darán un poco más de sí para aumentar el rango de movimiento, esto es lo que normalmente tratamos de entrenar al hacer un ejercicio o postura enfocados en la flexibilidad.

 

Pero llegado cierto punto, ya no serán los tejidos blandos los que limiten el movimiento, sino que literalmente, habremos llegado al tope de la articulación cuando choquen hueso con hueso, es decir, dependiendo de la forma y posición de nuestros huesos, algunas personas tendrán mayor rango de movimiento en ciertas direcciones que otras personas, y esto, no lo podemos cambiar con entrenamiento físico, ya que es un tejido sólido.

 

Es decir, literalmente no puedes mover más esa articulación sin lesionarla (o en este caso sin romper el hueso o los ligamentos de esa zona).

 

Esto puede ser un poco complicado de escuchar en un ámbito donde quisiéramos que todos pudieran desarrollar su máximo potencial en todo lo que hagan, pero recordemos que esta manera tan competitiva de pensar que tenemos en occidente, donde cada vez queremos ir más lejos, más fuerte, más rápido, no forzosamente es la misma que podemos usar en la práctica de las yoga Asanas.

 

Lo que realmente queremos es generar suficiente conciencia corporal para que la persona de verdad reconozca su movilidad normal y adecuada para su cuerpo, entendiendo que cada persona tiene sus propios límites, objetivos, posibilidades, y que honrarlos es la mejor manera de avanzar, quizás no en la misma dirección que los demás, pero si en la dirección que le pertenece a cada persona.

 

Entonces… ¿No pasa nada si no logro hacer un hanumanasana (split), postura de loto, o uttanasana sin doblar las rodillas?

 

No. No pasa nada, no son movimientos necesarios o indispensables para una buena práctica física.

 

Hay veces que tanto como instructores y practicantes, debemos empezar a hacernos la pregunta, ¿cuánta flexibilidad necesito en mi vida diaria? Y si una postura en particular realmente me va a ayudar a desarrollarla.

 

Nuevamente, esto no quiere decir que esté mal buscar este tipo de posiciones, especialmente cuando hablamos de que cada persona tiene objetivos diferentes, habrá personas con mucho mayor flexibilidad natural, que puede que se sientan atraídos por intentar esto al menos una vez, y mientras sean entrenados y guiados por un instructor que tenga un conocimiento profundo de los métodos de entrenamiento físico, anatomía, biomecánica, pueden avanzar bastante y de manera muy segura.

 

Pero no todos tienen este mismo objetivo, y muchos, especialmente si son orientados de una manera inapropiada, pueden terminar lesionados por tratar de ir más allá. Sin ir muy lejos, una de las lesiones más comunes en el yoga es el desgarro del músculo isquiotibial, es decir, el músculo de la parte posterior de la pierna, y la causa más común de este desgarro, es cuando el instructor trata de ayudar a “profundizar” al alumno en la postura de pinza (pashimottanasana) jalandolo, apoyándose en él, o empujándolo, lo que mezclado a una mentalidad muy competitiva, un desconocimiento de los métodos de estiramiento gradual, y una buena intención sin suficiente información por parte del instructor, desencadenan este tipo de situaciones.

 

Y en realidad, esto no siempre es totalmente culpa del profesor, ya que hoy en día nos hemos dado cuenta que la manera clásica en que se enseñó durante muchos años la práctica de las asanas, fue muy militarizada, con el objetivo de llegar a una posición corporal independientemente del dolor o las sensaciones, y, evidentemente, con poco o nulo conocimiento de anatomía y biomecánica reales.

 

Esta manera de enseñar y de sobrevalorar la flexibilidad se fue pasando de generación de maestros a generación de maestros, pero no es hasta este boom que ha tenido la práctica en los últimos años que empezamos a ver los problemas que conlleva este tipo de preparación.

 

Esto, como les comento, debe ser más bien un punto de reconocimiento y de partida, un incentivo para que sigamos estudiando y preparándonos cada vez más, para poder seguir haciendo esta práctica que tanto nos puede ofrecer de manera práctica, segura y eficiente, tanto para nosotros como para nuestros alumnos.

 

Pero entonces… ¿Cuánta flexibilidad es suficiente?

 

¿Puedes sentarte en el suelo?

¿Puedes levantarte y ponerte de pie después de estar sentado en el suelo?

¿Puedes agacharte a recoger algo del suelo con facilidad y sin dolor?

¿Puedes cortarte las uñas de los pies o abrochar tus agujetas del zapato sin problema?

¿Puedes levantar tus brazos para colocar algo en una repisa elevada?

 

Si tus respuestas son positivas a estas tres preguntas, ya tienes suficiente flexibilidad para tener buena calidad de vida, sin embargo, si alguna de estas es negativa, entonces, si vale la pena que hagas algún entrenamiento bien balanceado para mejorar tu flexibilidad.

 

Algo importante que siempre hay que recordar, la flexibilidad funcional, es decir, la que necesitamos para poder hacer estas acciones, también requiere de un entrenamiento a la par de fuerza muscular, ya que recordemos que ambas se balancean, y para poder tener una adecuada movilidad, necesitamos de las dos.

 

En otros artículos tocaremos el tema de la fuerza muscular.

 

Para finalizar este artículo, quisiera recordarles que las yoga asanas tienen la finalidad principal de generar salud a nuestro cuerpo, pero lo hacen principalmente a través del desarrollo de la conciencia corporal, sentir cómo nos movemos, sentir donde hay rigidez, donde hay debilidad, donde hay inestabilidad. Y el solo hecho de empezar a darnos cuenta de estos puntos, es lo que realmente separa la práctica física de las yoga asanas de otros ejercicios. La conciencia.

 

Entonces, no te preocupes si nunca logras hacer un split, o si nunca logras llevar tu pie por detrás de la cabeza, en la mayoría de los casos estas posiciones no mejorarán ni tu movilidad ni tu calidad de vida, y en algunos casos, incluso la pueden empeorar, especialmente si las forzamos y ocasionamos una lesión.

Ve a tu ritmo, respeta a tu cuerpo, y no pierdas de vista tu objetivo… y para eso, pregúntate de vez en cuando: ¿Cuánto es suficiente para mi?.

 

 

Por: Elías Vázquez

 

 

 

 

 

 

 

 

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Elías Vázquez
hace 4 años